Hoy empieza la feria de Abril en Sevilla con los Torrestrella en el cartel para Javier Jiménez, Lama de Góngora y Pablo Aguado, los tres sevillanos de nacimiento, el primero de Espartinas y los otros dos de la capital, tierra de María Santísima. Aunque todos miren al cielo por esa primavera lluviosa y fresca como hacía tiempo no habíamos vuelto a sentir.
La bellísima, singular y acogedora plaza de la Maestranza de Caballería ofrece una docena de corridas de toros en su serial abrileño un año más, esperando la buena entrada del aficionado que sienta su antifonario sobre las venerables piedras del tendido maestrante, pero que seguramente por aquello de no haber abierto el espectáculo al mercantilismo promocional del mismo, habrá días en que los claros del tendido dejen ver el tremendo costurón que ofrece una fiesta la cual, necesariamente, debe adaptarse a los tiempos que corren, simplemente para mantenerse en pie.
De todos modos, bienvenida sea la feria de abril de Sevilla, centro de apoyo neurálgico para los toros del sol y toreros de la tierra, aunque casi se olviden del aguerrido, bragado y serio torero castellano, sintiendo más la pinturería, la gracia torera, la manera artística de sus hermanos andaluces y del Tajo para abajo que cualquier otra modalidad de plantear una faena ante un toro de lidia al uso, achaparrado, zapatito, bonito de hechuras, de manos bajas y armónico fenotipo.
Empieza una Feria taurina, explosión de vida, color y luces, en Sevilla, normalmente manchada todos los días con la permisividad de la autoridad, al comienzo del paseíllo por los intrusos que deambulan de un lado a otro entre los toreros y su concentración de salida a la plaza, metiendo sus cámaras encima de sus caras y de sus cuerpos para retratar un instante fugaz, inútil y sin visión posterior ni validez alguna. Tan solo por el prurito de pisar la misma arena de los artistas, los héroes que van a jugársela vestidos de lentejuelas y sedas de colores. Fotógrafos de paseíllo, que no respetan ninguna tarde el desfile de los toreros y la visión de los espectadores que ni protestan por la intrusión con el silbido reprobador.
En fin, así son las cosas, pero con todo bienvenida sea la feria de Abril de Sevilla porque “Desde chiquillo/ sueño con las arenas/ Ole morena y ole/sueño con las arenas, mi alma/del Baratillo”.
Deja un comentario