Un año más, la inveterada costumbre del chupinazo abrió la tradición de Pamplona convertida en río rojo y blanco al alborear el siete de julio.
Una multitud alegre y festiva, jocosa y feliz, copaba todos y cada uno de los metros del espacio de la Plaza del Ayuntamiento y entonaba el «Ánimo, pues» tras el estallido del mortero real lanzado al cielo pamplonica.
Un año más llega San Fermín, la feria del toro, con el encierro mañanero y la corrida por la tarde con los toros de las mejores ganaderías bravas y los toreros a quienes se compensa económicamente por sus actuaciones con generosidad y largueza.
Dinero, fiesta, cuchipanda, congregación de razas y seres que hacen de estos días la Fiesta por antonomasia más reconocida en el mundo entero.
Y al amanecer de aquel día la fiesta estalló.
Pamplona, Navarra, España… La Fiesta de toros hecha colorido y animación.
Suerte a cuantos están convocados a su cita.
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