El domingo falleció Lorenzo García, un gran riosecano, maestro de la escuela de la Ciudad de los Almirantes y extraordinario aficionado a los toros, con sombrero, prenda que llevaba a todos los festejos.
Miguel García Marbán ha escrito este hermoso obituario que reproducimos para que lo conozcan los lectores de este portal.
«El mundo del toro no existiría sin su afición. Son los aficionados los que cada tarde dan sentido a las corridas de toros al llenar los cosos para aplaudir las faenas de los maestros, son sus aplausos los que les hacen grandes figuras. Grandes aficionados, conocedores de la tauromaquia, como Lorenzo García, riosecano de corazón, que fallecía en Valladolid el domingo a los 87 años.
Nacido en la localidad abulense de Maello, padre de dos hijos, Lorenzo García dedicó su vida profesional a la enseñanza como maestro por distintas localidades, incluida una de Andalucía y Medina de Rioseco, donde se jubiló y en la que pasó muchos años de su vida, siendo un asiduo en todas las actividades taurinas, incluida su generosa participación en la primera becerrada benéfica bajo el pseudónimo de El Triunfador, como se le conoció en la Ciudad de los Almirantes, siempre con su carácter alegre, jovial y afable de gran conversador. Un apodo que le llegaba de sus tiempos de maestro cuando a sus alumnos les animaba con la frase “a triunfar, muchacho”, que luego convirtió en una filosofía de vida de muchos momentos de su vida.
Siempre que pudo no faltó a las más importantes ferias taurinas del panorama nacional, en las que cuando hizo falta se prestó a sacar a hombro al triunfador de la corrida, siempre con su inconfundible sombrero cordobés, lo que le valió aparecer en las portadas de periódicos e imágenes de televisiones. De esta manera, pudo presumir de la amistad con importantes diestros, como José María Manzanares, que, al conocer la noticia de su fallecimiento, no dudó en desplazarse hasta Alicante para participar en el emotivo adiós del torero con una imagen que lo certifica en la que se le puede ver junto al torero Juan José Padilla, en la vuelta al ruedo póstuma que se le ha dado al fallecido en su plaza de toros alicantina.
También tuvo el honor de estar en algunos momentos principales de la vida de algunos toreros, como fue el caso de la muy sonada boda de José Ortega Cano con Rocío Jurado, con imágenes de televisión en el que se le ve perfectamente. Fue también aficionado a escribir poesía, y en 2018, tras la muerte del diestro sevillano Ángel Peralta, recuperó algunos poemas suyos escritos en su honor al “rejoneador más importante del siglo XX, pionero y renovador del arte del rejoneo. Hombre de alegrías y también del buen humor, en este mundo de toro tan lleno de sombras y tristezas”. Poemas que, en su momento, pudo entregar en mano al afamado rejoneador “gran torero a la jinete, caballista excepcional, tienes puesto el estandarte en lo alto de la Giralda de la fiesta nacional”, según decían algunos de sus versos.
A, sus hijos, al resto de familiares y amigos, mis condolencias. Estimado Lorenzo, descansa en paz. Tu memoria es ya parte de nuestra historia, de la mía propia».
MIGUEL GARCÍA MARBÁN
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