Ilusión y ganas en el público por ver la corrida tradicional de San Pedro que había preparado con todo el interés del mundo la empresa de Circuitos taurinos a fin de agradar a la concurrencia y dar a la plaza del Coso de la calle de la Amargura un sentido de esperanza y llamada por la fiesta de toros. Media hora antes de empezar la función la gente se agolpaba en las entradas, solo dos en la plaza zamorana, con lo que la aglomeración y el barullo de espectadores hizo que se retrasase con buen criterio quince minutos la hora del comienzo, anunciándose por la megafonía.
Bien es verdad que los toros de Moisés Fraile adolecieron de raza y fuerza y que aunque fueron nobles en su comportamiento ante las telas de sus lidiadores, la corrida en general no pasó del simple aprobado. Carestía de bravura, falta de raza y flojera más que notable en los corpachones de los seis animales enchiquerados para la corrida de hoy. Con pesos generosos los deslucidos ejemplares estuvieron entre los 475 del colorado segundo llamado «alambrisco» hasta los 595 de romana que dio en la báscula el corrido en quinto lugar de nombre «bilaneto«.
La corrida ha estado presidida por Miguel Ángel Toranzo asesorado por Gustavo Martín y los diestros se han llevado una oreja por coleta por aquello de equilibrar las fuerzas en la cuenta de resultados artísticos, aunque dos de ellas, la de El Juli y la de Roca Rey no tuvieron la intensidad de petición que la recibida por Talavante. Pero en fin, vamos a la crónica de lo visto en Zamora.
El primero de la tarde, de capa negra y de nombre «bilalbo» pesó 503 Kilos. Tuvo muy poca fuerza. Pierde las manos. Brinda el Juli al público. El maestro intentó hilvanar la faena pero el toro no podía con su alma. Así que cuadró al burel y le recetó una media y toro al desolladero pitado en el arrastre. Aplausos cariñosos al torero. En el cuarto de la tarde, un ejemplar «raboso» innegable en su conformación anatómica que fue muy mal lidiado y peor picado, yéndose de las manos al maestro la dirección correcta de esa lidia. Brinda al público y le instrumenta una faena con escasa calidad. Está como ausente, como ahíto, harto, satisfecho, sin demasiadas ganas. Solo anoto un extraordinario natural en el final de faena, Cuadra al toro y tras pinchazo, logra una estocada entera. Los espectadores piden la oreja a voces más que con pañuelos y la presidencia, muy generosa, la concede.
Talavante dejó crudo en varas al primero de su lote un aldeanueva, con algo más de fuelle. Desarrolla por la izquierda su trasteo y al cambiar de mano le da una buena serie con la derecha. En general la faena tuvo temple y poder mientras le duró el ejemplar. Tras estocada entera, le concedieron una Oreja y aplausos al toro en el arrastre. En el quinto, un zambombo de El Pilar lo mata Talavante de una buena estocada fulminante, tras pinchar. Hubo leve petición y correspondió con saludos desde el tercio.
Roca Rey que se presentaba en Zamora le toreó en el centro del platillo a pies quietos con su pase cambiado. Bien con la derecha y tras un pase de la firma, escucha sonoros aplausos. El «mirabajo» de El pilar, negro bragado y casi burraco se rajó al final de la faena. Pincha tres veces y logró aviarlo con una media. Recibió un aviso. En el que cerraba plaza, Roca Rey se fajó con él y quiso sacar al toro lo que no tenía, pues muy flojo y sin fuerza el ejemplar no permitió el lucimiento pese a que el peruano lo intentó. Pero con arrimo y sin arrimo tienen mis males remedio. Media estocada y una oreja cayó en el esportón del peruano.
En fin, una corrida más, la del titular de las fiestas del ajo de Zamora, vestigio de un mundo rural que no quiere desaparecer de la vida de muchas personas con los toros de El Pilar sin raza ni fuerza. Solo nobles. Una Oreja por coleta, buena entrada en los tendidos y todos contentos.
FICHA DE LA CORRIDA:
Plaza de Toros de Zamora. Primera de la Feria
Tres cuartos de plaza.
Toros de El Pilar, escasos de fuerza, nobles, para
El Juli, palmas y oreja.
Talavante, oreja y ovación con saludos tras aviso.
Roca Rey, palmas tras aviso y oreja.
Saludó al público el subalterno Juan José Trujillo.













Fotos: JOSÉ FERMÍN RODRÍGUEZ
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