Bueno pues ya se han hecho públicos los carteles de la Feria taurina de Valladolid en honor de Nuestra Señora de San Lorenzo con cuatro espectáculos taurinos programados en la modalidad de concurso de recortes; corrida del bello arte del rejoneo y dos corridas de toros. Y esto es lo que hay.
La mercantil, para hacer algo más rentable su inversión, decide ofrecer estos carteles, la mayoría con ganado y personal de la casa, y ante eso poco se puede hacer. Ahí están los papeles, las normas, las disposiciones, la situación, las circunstancias y el que quiera hacer de empresario con distintas mimbres, tiene corte y mucho que decir.
Los críticos taurinos que se precian del remoquete, y esto parece casi una norma general, salvo honrosísimas excepciones que se cuentan con los dedos de una mano, callan o al menos no levantan demasiado la voz por aquello de ver cerrada la puerta de la «amistad», más bien de la entrada, del pase, de la colaboración, de la propaganda alimenticia de recurso económico para poder llevar el cacho pan a casa, el reconocimiento o la palmadita en el hombro.
Aquí todo el mundo calla y otorga. No dice nada pero espera que otros lo digan, que otros expliquen, critiquen y hagan sangre clavando las letras en palabras de lanzas y espadas que zahieran, pues se sabe que quien hable queda marcado por la sociedad.
Personalmente tengo la experiencia de haber sufrido en mis carnes el apartamiento y señalamiento de la labor informativa de las plazas de toros en donde una empresa determinada no vio con buenos ojos que la criticara abiertamente por los muchos errores vistos y cometidos durante la lidia de una corrida. Incluso me llamaron «antitaurino» por haber aireado aquellas anormalidades, con el único fin de que no se repitieran y fueran corregidas en las siguientes ocasiones.
Lo cierto es que cuando salen los carteles, como en este caso los de Valladolid, surgen voces ahora más reconocidas por aquello de las redes sociales en donde cualquiera puede exponer lo que le plazca, que si falta este o el otro en el cartel, si los toros estos o los otros deberían cambiarse por otras ganaderías…que dieran mayor emoción a la fiesta. Y sin embargo no aprecian que esto es así porque quien lo organiza es la única forma que tiene de ver solución y no pérdida abrumadora de dinero de su bolsillo, que nadie hace fiestas para los demás de forma altruista.
En resumen y por no cansar. Respeto, todo el respeto pues, a quien en cada ocasión pone en escena su cartel. Otra cosa luego son las apetencias personales.
Y, si lo deseas, como la canción entona y di: Yo he de ir, yo he de ir a ver los toritos a Valladolid. No nos queda otra.
Fotos: FERMÍN Rodríguez
Fabiola dice
Al final, los que viven de ésto, serán los que se carguen la Fiesta. No necesitaremos a los antitaurinos.
Nosotros, a pagar y a callar.