En Sahagún, localidad leonesa que se atisba en el camino de Santiago y que tiene una afición entregada y colorista a la fiesta de los toros, se ha celebrado la anunciada corrida de Valdellán con seis santacolomas que empujaron con brío en el caballo y llegaron a derribar por dos veces las cabalgaduras, apretando con clase y riñones. Uno de ellos el corrido en segundo lugar hizo reencontrarse a los aficionados con el tercio de varas y la belleza del arranque prácticamente desde los medios, acudiendo en tres ocasiones al jaco, con la ovación unánime de los espectadores que casi llenaron la plaza de la localidad leonesa.
Hubo colorido en las gradas con charangas bullangueras y fiesta del mocerío consiguiéndose un maremágnum de sonidos y músicas tras acabar la lidia de cada toro que aquello parecía un manicomio desatado por la mezcolanza de canciones, colorines y notas musicales, uniéndose a todo ello sol y viento molesto para los lidiadores y un polvillo de plaza que nos atenazó la garganta, pese al agua y la bebida.
Se han lidiado esta tarde seis toros de Valdellán, bien presentados, en la línea santacolomeña de su origen, encastados y duros, que rindieron su vida con la fiereza de su sangre y que fueron nobles y codiciosos ante las telas de sus matadores.Todo el encierro excepto el que abrió plaza superando los 500 kilos recibió dos y tres puyazos de los de emplearse el picador por aquello de mermar la acometida.
Tres de ellos fueron aplaudidos en el arrastre, los corridos en 1º, 2º y 5º lugar, pese al bullicio de las peñas, Ninguno fue pitado sino que en varios momentos de la lidia, la ovación salía espontánea desde los tendidos para los toros que el cenobio de Valdellán y su ganadero Fernando Álvarez habían traído a su cercano pueblo desde Santa María del Río.
La lidia corrió a cargo de López Chaves, ovación tras petición y saludos. Manuel Escribano, saludos y oreja y Alberto Aguilar, oreja y aplausos tras aviso en el que cerró plaza.
Entre los subalternos, destacar dos buenos pares de banderillas colocados por Iván García y la lidia de César de Madrid.
Los dos toros del encierro corridos en tercer y cuarto lugar escarbaron ostensiblemente aquerenciándose en una zona determinada del ruedo, resultando más difícil de la cuenta mostrar lucimiento, lidia, poderío y temple, éste en horas bajas por aquello del viento fuerte y racheado que sopló inmisericorde durante toda la tarde.
Gran toro de Valdellán el soltado en segundo lugar con una romana de 545 kilos que derribó al picador y tomó tres varas con codicia y alegría, empujando con el rabo tieso y la cabeza baja.
Los toros además sirvieron más que con suficiencia a los toreros, aunque unas veces el viento, como le sucedió a Alberto Aguilar que llegó incluso a dar un sonoro palotazo, de enfado y cabreo, a la muleta de tanto como el viento la levantaba impidiéndole realizar el toreo de valor y gracia, entregado y noble de este joven diestro madrileño, y otras la falta de arrojo y ganas algo apagadas, hubieran dado otro desenlace a esta corrida de su feria.
Domingo López Chaves con un autobús de seguidores salmantinos de su peña en el tendido toreó bien al primero con voluntad y deseo, que comenzó arrodillándose por bajo y encauzando bien a la res algo violenta en su embestida.Tras pinchar y lograr una estocada caída fue ovacionado. En el cuarto superando las dificultades del viento, estuvo en el sitio con un toro algo más paradito que escarbaba demasiado en una zona del albero. Pinchó un par de veces con los aceros hasta lograr la estocada que envió al desolladero al de Valdellán.
Manuel Escribano que banderilleó con soltura a sus dos ejemplares recibió petición escasa de pañuelos tras su labor entonada pero a falta de mayor mérito y entrega. Un toro noble pero duro y encastado con el que no estuvo en expresividad artística de poderío y mando. En el quinto mostró una faena más que aceptable con varias series de cierta gracia y poder. Sobó al toro hasta que éste embistió con clase y nobleza. Tras lograr una estocada entera, sonaron los aplausos y los pañuelos tremolaron en el tendido pidiendo la oreja que le fue concedida, no así la segunda pedida ostensiblemente por uno de sus subalternos, que abrió los brazos desde el ruedo dirigiéndose al Presidente de la corrida que, puesto en pie, estiraba su dedo índice indicando que una y solo una. Premio más que merecido para el torero de Gerena.
Y cerraba terna el menudo diestro, pero grande en voluntad, Alberto Aguilar que pechó con el lote con mayor dificultades del encierro, mostrando una faena de más a menos en su alegría y capacitación para enganchar con el tendido. Brindó al público el último de la tarde y lo despachó de una media, una casi entera algo desprendida, por lo que recibió un aviso al alargar demasiado la muerte del toro que no cuadraba en el deseo del diestro.
En resumen, una entretenida corrida de toros de Valdellán en Sahagún el día de San Juan, donde los toros murieron sin abrir la boca y dando problemas hasta en los cacheteros de la puntilla final cuando los subalternos no acertaban a la primera como si el «tentenecio» del santo hubiera sido escuchado por los encastados toros leoneses.
El premio a la mejor vara en esta ocasión entregado por el Círculo taurino de Sahagún ha correspondido al picador de la cuadrilla de Domingo López Chaves, Francisco Javier González, que picó al cuarto de la tarde.
FOTOGRAFÍAS: José FERMIN Rodríguez.
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