Durante mucho tiempo, las Fiestas de Tordesillas que están a punto de comenzar durante la próxima semana tenían en sí mismas singularidades únicas e irrepetibles para mostrar su inclinación hacia la fiesta de los toros que las hacían genuinas y propias, con sus fallos y aciertos pero bien diferentes a otras.
Es sabido, por ejemplo, que Cuéllar pone a las suyas la singularidad del encierro de los toros por el campo y las calles hasta alcanzar la plaza y ha hecho de los mismos un reclamo preferente y de primerísimo orden al llegar agosto. Medina del Campo, otra localidad que, aún habiendo perdido gran parte de su singularidad taurina, sigue esperando la llegada de los toros por el Arrabal hacia las fechas de San Antolín. Portillo, el enclave fortificado y de especial visión panorámica, atrae por un vistoso encierro de toros alrededor de su cuesta empinada. Y Tordesillas en sus fiestas de la Peña era foco de atracción de primer orden para los aficionados a los toros y, de unos años ahora, de antitaurinos proclamadores dispuestos a terminar con su costumbre ancestral, la del Torneo del Toro de la Vega, imponiendo su criterio y su ley con manifestaciones de violencia.
En fin, pueblos no solo de la provincia de Valladolid sino del resto de Castilla y León que tienen al toro como tótem de sus propias vidas. Pues bien, como hay músicos que escriben canciones y pasodobles toreros; escultores que esculpen y cincelan figuras de toreros, poetas que declaman torerías, también hay pintores que pintan y plasman en sus lienzos esos momentos de intensidad tradicional y costumbrista en un encierro de toros, en una romería, en una reunión social, o en la actividad lúdica que corresponda. Este es el caso de los dos dibujos representativos, confeccionados con la técnica de la acuarela, que se acompañan a este articulo. Los cuadros recogen dos motivos del encierro de toros en Tordesillas, uno ya de imposible repetición, al no existir el enclave de la Ermita del Cristo de las Batallas, lugar de acogida de tantos exvotos tordesillanos, que fue derribada como consecuencia del progreso y ensanche de las carreteras. Y otro en el puente de Tordesillas que aún se mantiene vivo y en pie, aunque con achaques esporádicos como consecuencia de filtraciones de aguas, rotura de tuberías y maltrato de peso camionero, una y otra vez que pasan por encima de él, desdeñando no se sabe bien por qué su simbología como monumento histórico artístico de más de mil años viendo pasar el tiempo y sin ayudarle a sobrevivir.
Estas acuarelas están hechas por uno de los hijos del malogrado pintor local, Quintín Muelas Pascual, quien en más de una ocasión plasmó con sus pinceles momentos inolvidables del ayer de Tordesillas en sus ferias y fiestas de la Peña. José Ramón Muelas es su autor y ambas pertenecen a una colección de doce plasmaciones de las fiestas de Tordesillas hechas en el año 2003. Y hay una que a mí me causaba especial gracia verla: La mirada de los toreros ante el escaparate de la confitería de Fermín Galicia, poco antes de realizar el paseíllo, para lidiar los toros en la Plaza mayor de la Villa. Eso y el tiro de mulillas con el correllaves siempre me retrotraían a la infancia de aquellas fiestas grabadas a fuego en nuestro corazón.
Las Acuarelas de los encierros de Tordesillas tiene en sí mismas un momento de acogida, de llenar el vacío, de captar y ahondar en el pasado que fue y que, desgraciadamente, ya ha muerto. Y por tanto conviene ser conocidas en estas vísperas de sus fiestas patronales, en honor de la Santísima Virgen de La Peña.
GRANA Y ORO, programa del 31 de agosto de 2018
Este es el enlace al programa de RTVCYL «Grana y Oro» que se emite esta semana.
Rocio dice
Es una buena manera de conocer la historia y iniciarse en el mundo artístico como es la acuarela aunque esos trabajos están muy bien elaborados y no son de una persona novata en acuarelas.