La obra de Adolfo Arranz que viene desarrollando con su parada de cabestros en plazas y lugares en donde se le requieren sus servicios no deja indiferente a nadie. Con pausa y tranquilidad lleva con su varita de fresno a los animales que deben proceder a encerrar, guardar, traspasar o mover el toro de lidia. Y lo hace con un gesto de tranquilidad, apacible, conocedor de sobra de los entresijos que conlleva siempre el manejo de los animales bravos y que tiene sus dificultades, pero él, a base de entrenamiento, de actuación y de ejercicio, ha logrado encabestrar animales y hacer que sigan dóciles a su voz.
Adolfo Arranz Repiso, fue concejal del Ayuntamiento de Tudela de Duero, y con su nombre de guerra «Cholo», como se le conoce en el mundo taurino, participó en la comisión de festejos como presidente de la asociación taurina y también como presidente de la comisión organizadora de las fiestas. Adolfo, «Cholo», sabe de sobra de qué se trata y de qué hay que tratar cuando hay reses bravas por el medio.
Ahora en estas exhibiciones que se suelen dar en algunos pueblos y en las que los cabestros son los animales prácticamente protagonistas de la acción, ha alcanzado tal punto de importancia que no es raro ver a «Cholo» bregando entre los muchos toros de los pueblos que da mi amigo Luis Antonio Rodríguez el «Taru». Tal vez sea porque Tudela de Duero, la bella localidad vallisoletana, cuna que fue del ganadero Presencio, siempre ha dado algo al mundo del toro. Siempre.
Así no es de extrañar que esta trashumancia de berrendos sea seguida con inusitado interés. La última con motivo de las fiestas de San Roque que él mismo relata «hemos ido a recoger los toros para el encierro, rememorando viejas tradiciones.También hemos estado en la fiesta de la espuma junto a un montón de chicos y chicas que se lo han pasado en grande y hemos comido chocolate, gracias a la asociación de amas de casa, haciendo hambre para la paella compartida entre casi 700 personas».
Adolfo Arranz en finca «Ilusiones» sigue mostrando la importancia del manejo de bueyes, de cola, de cabeza, de guía… Animales a los que entrena con paciencia todos los días habiendo llegado a conseguir un grupo, casi un equipo animal conformado, que siguen sus intrucciones al pie de la letra y su voz mejor que un domador de leones. Porque esto también es Tauromaquia.
Foto: Candy
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