¡Con qué esperanza acogió toda Zamora la entrada en el escalafón de este torero zamorano el mismo día de San Pedro en junio de 2013!. Y cuánta ilusión derramada en los que le vieron empezar desde su debut con picadores en Ledesma hasta el día emocionante de su alternativa. Luego, el tiempo y las circunstancias unas veces de unos, otras de otros y las más de uno mismo, han influido para que la primera impresión se diluya casi como un azucarillo en el agua.
Conozco un ramillete de toreros de esta tierra a los que se ofrecen poca o casi ninguna oportunidad para mejorar su vida, mostrar al público cuanto aprendieron y llevan en su corazón, superando el miedo, la indiferencia y casi el olvido en un tarde de toros. Entre ellos hay uno con quien tuve la oportunidad de acompañarlo en su alternativa en la Plaza de Zamora. Luego el tiempo y el destino bifurcó la vida y hoy tiene que ganárselo a base de raza, esfuerzo, superación de dificultades y lágrimas de ansiedad y a veces de rabia. Alberto Durán cuatro años ya metido de hoz y coz en el escalafón de diestros toreros, el amplio y variado repertorio de hombres bragados y curtidos en penalidades por el resol de la Fiesta de toros es el torero a quien quisiera recordar.
Me impresionó aquella vez que Alberto alzó la voz del lamento en una carta publicada en el periódico de Zamora cuando en su propio pueblo no pudo presentar sus credenciales toreras. Pero mejorada la cuestión, el año pasado sí que pudo hacerlo en Villamor de los Escuderos ante los suyos en una tarde inspirada, triunfal y de aclamación.
Alberto Durán, el diestro de Villamor, que franqueó la puerta de la torería de la capital un día de San Pedro y firmó una gran faena a un toro del Conde de Mayalde en la feria de 2015 dejando un regusto torero en la arena del coso de la Amargura y su salida por la puerta grande, merece que no se le apague la esperanza y vuelvan a llamarlo para vestirse de luces.
La verdad es que en los momentos difíciles y duros, cuando casi nadie queda a tu lado para ayudarte, animarte y echar una mano, cuando el instante de la fría realidad discrimina a las personas, apartándolas de un camino y de una vocación que por el contrario debería generar plenitud y esperanza, es el momento de estar a su lado.
Alberto Durán o, el torero de Zamora, grita en silencio y pide su merecida oportunidad. Seguro que la vas a tener, ¡torero!.
Fotografías; José FERMÍN Rodríguez
Paquirri dice
N.N. Nadie conoce a este torero, quizá la mamá.
Juanjo dice
Ni a ese ni a otros quinientos más