Me gustó ver la actitud de Morante de la Puebla en Sevilla preguntándose por la cuadrilla sanitaria de las altas instancias que ha suprimido el paseo taurino anunciado y luego suspendido, como si la inclemencia del tiempo hubiera hecho mella en el acontecimiento preparado para mostrar un gesto de repulsa ante el cambio de actitud. Morante de la Puebla, el torero sevillano, es una figura egregia de la tauromaquia de este tiempo que marca el ayer y el hoy de una forma de entender el toreo que a unos apasiona, a otros agrada y una minoría no le deja ver más allá de su interés.
En el periódico ABC de Sevilla Morante se explaya dejando su opinión al respecto «Tuve claro que iba a venir cuando escuché a Victorino Martín decir que estaba en contra de todo esto. ¿Quién es él para quitarle las ganas a nadie? Después empezaron a llamarme los compañeros para que yo también sugestionara al resto, achacando al tema sanitario. ¿Pero acaso son ellos médicos?». El de La Puebla del Río hace hincapié en los argumentos de esta suspensión: «Quiénes son las ‘altas instancias de la Sanidad para Sevilla’? Que me expliquen a mí con quién se ha reunido».
Hoy estamos viendo, un día y sí y otro también, el cambio de opiniones, recomendaciones y órdenes en pocas horas. Y así lo que ayer era blanco, hoy es negro o cuando menos gris. Una decisión adoptada se transforma en cuestión de horas en la contraria, generando así una incertidumbre malsana, rompedora, extraña, complicada entre las personas que no saben a qué atenerse, seguramente porque esa incertidumbre, la incompetencia, la falta de conocimiento y la inutilidad mostrada por los gobernantes veletas que llevan el timón de la barca solo a su conveniencia, sin prevenir el oleaje que inunda ya el interior de una sociedad conformista y tranquila, creyendo que darán solución a sus problemas, cada vez es más intensa.
A Morante le han achacado la propuesta de reducción de personal de cuadrillas y él mismo destaca: «¿Yo cómo voy a querer quitarme banderilleros si a mí me hacen falta unos pocos más?».
Una de las cosas que es preciso reducir y cuanto antes mejor es tanto papeleo y burocracia por parte de la administración que en el caso de festejos taurinos actúa como garrapata en oveja que chupa la sangre y engorda a su costa sin aportar luego nada de nada. Ahí es donde debería entrar la primera de las fumigaciones que se precisan para hacer esta actividad taurina un poco más moderna, pero también completa y rentable a las sociedades mercantiles.
De todos modos, porque todos lleven lo suyo, la Asociación de Picadores y Banderilleros debe buscar también una solución, no solo mientras dure este estado atípico de alarma sino para encarar el futuro con más garantías para sus afiliados.
En todo caso, y por de pronto, es preciso airear los trastos, que esto no tiene vuelta atrás y echa a andar cuando menos lo esperemos.
Foto: José FERMÍN Rodríguez.
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