Buena tarde climatológica la que arropó a Valladolid para la primera corrida de toros de la feria en la que se acartelaban Leandro, oreja y oreja; Daniel Luque, silencio y ovación y Jiménez Fortes, oreja y oreja. Sin embargo el público no respondió al reclamo del programa pues cubrió tan solo un cuarto del tendido del Coso del Paseo de Zorrilla y eso que se perdió quien no fue, porque la corrida de Carlos y Loreto Charro resultó entretenida desde el principio hasta el final, con momentos de dulce, duros, difíciles y variados a más no poder, porque haber hubo de casi todo: Triunfo, fracaso, toros bravos, con peligro sordo, bien presentados en general y una estocada de Leandro que se congratuló con él mismo y con las dificultades que este buen torero arrastra cuando debe usar el acero. Se desmonteraron Bonifacio Martín y José Luis Hernández tras parear al tercero de la tarde; se aplaudió a Rafael Campos «carioca» por una estupenda vara en la pelota, echando el palo con gracia y cabalgando con salero en el segundo de la tarde. Las pasó canutas en el quinto Abraham Neiro tras el segundo par de banderillas, al ser cogido sin consecuencias aparentes y se mascó la tragedia en el tercero, el «barbafina» que tiró un viaje a Jiménez Fortes cuando resbaló y cayó en la cara del toro, marcándole en la garganta y el maxilar y destrozándole parte de la chaquetilla.
Al principio y antes de romper el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria del ganadero recientemente fallecido José Luis Marca y al final de la tarde tanto Leandro como Jiménez Fortes salieron a hombros de la plaza.
Y por aquello de llevar un orden, empezaré poniendo negro sobre blanco las impresiones que esta tarde ha causado Leandro. Si de cada ejemplar recibió el premio de una oreja, se puede decir sin temor a errar que la primera ante el «tomillero» que abrió plaza y al que despachó con una estocada caída de las pulmoneras, no fue la misma que la alcanzada ante «resistemucho» aun valiéndole las dos al buen torero que es Leandro Marcos. Este cuarto de la tarde, un buen toro, que empujó en el caballo y que el diestro brindó a José María Manzanares, su faena fue desarrollada con mucho gusto, plasticidad y armonía. Es cierto que tuvo algunos momentos de cierto apresuramiento, lo que le hizo tropezar ante la cara del toro en la última fase de la faena, pero que salió airoso del trance. Cuadró al animal y se tiró con estilo haciendo muy bien la suerte y propinando una estocada hasta la gamuza. «¡Está reventado!» , le oímos gritar a su cuadrilla. El animal dobló y la oreja cayó en el esportón de Leandro, esta vez sí con más propiedad, con más merecimiento y con más honra.
Daniel Luque, el buen torero que apodera Simón Casas, no tuvo suerte con el lote, el primero de Charro, desrazado, rajado, con cierta tensión en la embestida pero que el torero intentó remediar dominándola. Sólo anoto dos buenos naturales y el remate. Desde los tendidos del 6 salió una voz de hombre que dijo: «¡Arrímate!» y respondió una mujer desde el 7 «Si no tiene toro«. La mirada que echó el torero al sitio de donde había salido el primer grito fue de las agrias y despectivas. Y tenía razón la fémina, pues la res rajadita no permitió en ningún momento que Luque se luciera.
El quinto de la tarde, un colorado acaramelado de cuerna, con peores intenciones que un demonio, un «listo» como se dice en el argot, embistió siempre con la cara alta. Luque lo lidió con mucho oficio y torería despenándolo de media traserilla y un golpe de verduguillo.
Y el más jovencito de la terna, Jiménez Fortes, un torero como la copa de un pino. Valiente, entregado, que está en el sitio sin inmutarse pese a las acometidas y miradas del toro. El quite por chicuelinas, ajustadas, más es imposible y el airoso remate por aquello que el viento algo influyó también, fueron muy aplaudidos. Con la muleta toreó con ambas manos en el terreno que el toro pidió, aunque el animal fue de más a menos. Sufrió un desarme y a punto estuvo de padecer un grave percance al echarse de rodillas y resbalar al ponerse en pie, haciendo el toro por él, sin mayores consecuencias, salvo la marca del raspón del cuerno que le quedó en el cuello y la mejilla. Jiménez estuvo firme, con oficio, entre los pitones del toro, cruzándose a pitón contrario y rematando de una estocada hasta el mango. Y así se repitió el galardón obtenido en el primero, abriendo por derecho y merecimiento la puerta grande de la plaza.
Y mañana, la corrida de la antología con la reaparición de Manzanares, el atractivo y atrayente torero alicantino que se enfrentará junto al Juli y Talavante a los de Victoriano del Río. Y encima televisada por la primera cadena de Televisión Española. Casi nada al aparato.
Fotos: José Salvador Alonso
mercedes dice
enhorabuena a Leandro por su exito en valaldolid. Y Saúl Jiménez un fenomeno y muy valiente.