Otro festival taurino con tres matadores de postín, Uceda Leal, Curro Díaz y Fernando Robleño, celebrado en Mayorga de Campos en tarde espléndida de luz y sol, con tres cuartos de plaza en el tendido, y un novillero que completaba ese cartel haciendo bueno el dicho de «quien da el último, da mejor, en lugar de quien da primero, da dos veces«. Álvaro García, el novillero de San Sebastián de los Reyes, mojó la oreja a la terna de diestros toreros que tuvieron que pechar y lidiar unos novillos sin fuerza, uno inválido, terciados, aunque nobles de López Chavez, al cortar dos orejas a su enemigo tras una buena estocada entera, colocada en el sitio, arriba.
Por lo demás una oreja cortó Uceda, otra Curro Díaz en el sobrero de regalo de El Quiñón, bravo y encastado, y dos orejas Fernando Robleño en el suyo pese al infame sablazo trasero que colocó al novillo.
Los cuatro erales de López Chavez anunciados salieron con la divisa azul y blanca de la ganadería en moña de lujo, pero ninguno de ellos, salvo el de Robleño que embistió con más alegría, se tenía en pie, pues cuando los diestros bajaban la mano, la flojera de remos era ostensible, evidente, afeando la faena y bastante tuvieron los toreros con mantenerlos en pie, como si fueran enfermeros de la Cruz Roja con los heridos tras la batalla de Solferino.
Mala suerte en esta ocasión, pues, para el ganadero salmantino Ignacio López Chavez, anunciado en el cartel como ganadero de estas reses, que a lo largo de la temporada así lo hemos comprobado en varias plazas donde ha lidiado, suele echar animales de mayor envergadura, trapío, resistencia y aguante físico.
Se ve que estos eralitos con el Vítor mayorgano trasnocharon más de la cuenta y no se tenían. Uno de ellos, el lidiado en segundo lugar, tras darse un golpetazo contra un burladero se quedó inservible, ni un paso pudo dar, ni un pase el torero, cayéndose el burel continuamente y siendo despachado por el buen matador de Linares, que no obstante se hizo un pequeño corte en la frente con el propio estoque. Curro Díaz pidió el sobrero que se le concedió por el Presidente de la corrida y con la anuencia de sus compañeros. Salió a la arena un ejemplar de El Quiñón, de Raso Portillo, bravo y encastado que sirvió al toreo del jienense, toreando bonito y con gracia pinturera, estirando el talle y arqueando la cadera buscando su armonía en la forma de torear.
Robleño toreó mucho, con pases de todas las marcas, mejor y peor logrados, al novillo menos malo del encierro que, pese a ir siempre con la cara alta, logró someter el diestro. Sin embargo, se le fue la mano al entrar a matar, cayendo la espada muy trasera, excesivamente trasera pero que produjo que el animal cayera y se pidieran los trofeos para el valiente torero que apodera Carños Zúñiga.
Uceda Leal abrió plaza y su faena no pasó de un tiralíneas de trasteo ante la flojedad del animal. Una media estocada en el sitio le valió para cortar la primera oreja de la tarde.
Y terminaba el festival con la intervención de Álvaro García. Y aunque la megafonía anunció el sobrero de regalo, fue Álvaro el que interpretó con más ganas su toreo poderoso y con ciertos matices. Como siempre, Álvaro mientras le duró el fuelle a su enemigo, estuvo dándole el sitio, citándole de largo, luciendo el novillo que de haber tenido más fuerza, hubiera sido mucho más espectacular su faena. Montó la espada y se tiró a matar de verdad, con las ganas que él lo suele hacer, arriba, a ley, logrando una entera que mandó al desolladero al ejemplar. El público y sobre todo Mario Campillo con gestos ostensibles que debería olvidar, pidieron los trofeos que le concedió el usía de esta tarde quien fuera alcalde de Íscar, Alejandro García.
Y cayendo la tarde y abrigando casi la noche su manto sobre Mayorga de Campos, salimos del pueblo de Santo Toribio marcando una muesca más en los muchos festejos que llevamos ya a las acuestas esta temporada. Quisimos ver un póker de toreros y la cosa quedó en un full por aquello del ganado y la procesión del mocerío conocida como EL PEPE abriendo plaza. ¡Otra vez será!.
FOTOS: JOSÉ FERMÍN RODRÍGUEZ
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