Gran alegría produce el comprobar que uno de los muchachos participantes en el Certamen de Tentaderos de Rioseco, y último ganador de la edición de este año, que organiza la Federación taurina de Valladolid, esté cosechando éxito tras éxito por esas plazas españolas en las que interviene.
Aún recuerdo en la primera ocasión, cuando el chaval acude a inscribirse con catorce primaveras para participar acompañado de Blas García y cómo en la semifinal de Bañuelos, aquejado el chico de una fuerte sinusitis asmática, toreó estupendamente a la vaca que le tocó en suerte, echando un trago de agua de cuando en cuando para evitar la tos que le aquejaba. Al año siguiente, perfectamente restablecido y en forma, fue capaz de hacer lo mejor de todos los finalistas: Torear con entrega, seriedad, buen gusto y orden. De tal manera que el Jurado valoró todos los aspectos declarándole vencedor absoluto del Certamen. Tal espaldarazo, además de su fe, su dedicación, preparación y torería le han aupado merecidamente en estos momentos entre los mejores novilleros sin caballos de este verano.
Álvaro García, además, es un estupendo y generoso compañero en la lidia de los novillos, echando una mano, ayudando y colaborando siempre con quien lo precisa y se viste de corto o de luces con él.
En Puebla de Montalbán, dos orejas y rabo ante novillos de Santiago del Pasil. En Santander, dos orejas simbólicas del de Esteban Isidro. En Bargas, dos orejas y rabo ante el novillo de Gregorio Ortega. En Huérmeces del Cerro (Guadalajara), dos orejas y rabo a un novillo de Juan Barriopedro. En Torrejón del Rey, una oreja del novillo de Coto de Lindes. En Parrillas, dos orejas a otro de Matías Carretero. Una oreja cortó a un novillo de Pérez Angoso en Buitrago de Lozoya. En Nuño Gómez (Toledo), dos orejas y rabo al ejemplar de Carlos Serrano. En Pedrobernardo, una oreja tras una gran faena que pinchó con la espada.
Si este recopilatorio hasta la fecha supone un importante toque de atención a la entrada en breve en el circuito taurino de un muchacho que quiere ser torero y que pone toda su alma y todo su saber en el empeño, da sentido a tanto esfuerzo y dedicación como se precisa para completar la formación y consagración de un diestro. En este caso de Álvaro García, si no se tuerce su actividad y es encauzada con esfuerzo como hasta ahora se viene haciendo, le veremos dentro de poco entre los novilleros punteros a una edad perfecta para conocer y asimilar el oficio de torear, pues el arte y la entrega ya la pone él cada tarde en esos ruedos en los que ha venido actuando.
En la foto de Fermín Rodríguez, Álvaro recibe la felicitación tras haber conseguido el triunfo en la ganadería de Antonio Bañuelos esta primavera. El ánimo, el apoyo a tantos y tantos muchachos que van dejando su miedo, su esfuerzo, su sudor, su esperanza y sus anhelos todos los años en una la fiesta de toros tan arraigada, por respeto y credibilidad, entre los aficionados y las Instituciones. Ahora es él quien tiene la palabra todas las tardes en la grandiosa hora ante el público y en el silencio de la preparación diaria. Y en este mes de agosto, su nombre se va haciendo cada vez más grande. De eso y de haberte ayudado, especialmente la escuela taurina de Colmenar Viejo, estamos todos orgullosos.
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