El comentario firmado por José Ramón Muelas García y recogido y publicado por la web del patronato del toro de la vega de Tordesillas tiene una especial relevancia en estos momentos que conviene analizar, primero para que los lectores de la Federación que, presumiblemente se ocupan más del toreo de montera que el de talanquera, lo conozcan en su integridad y lo asimilen porque en él se contiene mucha de la filosofía precisa y análisis en estos momentos para que la Fiesta siga este año 2012 y en los siguientes en un completo y profundo afán de superación.
Escribe Ramón Muelas en estos confusos momentos del año que el Partido Popular de Almería declara a la tauromaquia como patrimonio inmaterial; mientras, que el de Galicia negocia con el PSOE y BNG que los menores de 12 años no puedan entrar a la plaza. Sin raíz, nada!.
Viendo la traición de Barcelona, hierve la sangre a buena parte de la militancia socialista; claro que a cambio, el Ministerio de Cultura admite en su seno a la tauromaquia de montera, funda jugoso premio y la torería e intelectualidad ad hoc llora agradecimientos; aunque tras el gentil trampantojo oscile como espejismo afgano la cobranza de los derechos de imagen y la obsesión de los figuras por el monopolio.
Se ve que nuestros toreros más importantes, qué mal suena eso, cuando habría que decir que todos son importantes, cabales, profesionales, heroicos en ocasiones, -vg. Juan José Padilla quien con la cara partida y el ojo fuera de la cuenca solo pide y espera volver a torear-, van a discutir sus derechos de imagen con los medios que ahora, ¡oh milagro!, han decidido emitir de nuevo toros por televisión en un descubrimiento económico ya logrado tiempo atrás.
La concejala de IU en el ayuntamiento de Madrid se abstiene ante la propuesta de la alcaldía popular: bautizar a una calle con el nombre «Antonio Chenel Antoñete». El torero rojo, el que toreaba gratis para el Partido Comunista, el «torero del pueblo», el del «Mundo Obrero». Mal pagan a los veteranos!
En Méjico capital, donde nacen con la montera puesta, los iluminados del PRI quieren prohibir la tauromaquia; fracasados en su intento, el amigo Vargas (D. Cristian) lo camufla alegando que «.. debemos respetar su derecho ..», refiriéndose a los taurinos. Como la zorra que veía las uvas verdes cuando en realidad no llegaba al parral, Vargas hace de su fracaso virtud democrática.
Pobre Chenel, que no recibe ni el reconocimiento de correligionarios actuales, por sus aportaciones de otros tiempos, los difíciles, los de la búsqueda de identidad en una causa política comprometida. Ellos, los de la memoria y el recuerdo, olvidan a Chenel y ni lo mencionan, por ser torero.
Los ayuntamientos de las ciudades ecuatorianas de Ambato, Riobamba y Mocha declaran a la tauromaquia patrimonio intangible cultural mientras en Quito prohíben la estocada so color de «humanizar» la fiesta, como pretendía aquel nefasto asturiano procurador del común de Castilla y León. Los toreros españoles, en vez de negarse a torear allí, buscan hueco: Enrique Ponce, El Fandi, Sebastián Castella, Miguel Abellán, David Mora, Antonio Ferrera, Rafaelillo, Talavante etc … aparecen en los carteles. ¿Matadores?. Ya no, sólo –en el mejor de los casos- toreros. Matador es título sacerdotal; torero, lo es de «artista» y entre ambos media el abismo de lo trascendente, del ejercicio ceremonial. Un matador es el lancero tordesillano Óscar Bartolomé; un torero, cualquiera de los citados; aquéllos celebran munus o ceremonias de guerra en honor de los antepasados; éstos, celebran ludus o juegos circenses de cierto peligro para entretener al romano. No confundamos al público.
Tiempos muy difíciles que esconden siempre intereses sin haberlos meditado demasiado, ni ponderado en su justa medida. Los toreros que entraron en esas ciudades en las que se lidiaron toros sin muerte habrán tenido sin duda sus razones y sus apoderados la chequera con números positivos para que siga su fiesta, la de ellos. Los que han buscado hueco es posible que hayan abierto un agujero que será muy difícil cerrar. Pero no solo ellos son culpables por hacer lo que han hecho.
Y ahora, miremos en corto. ¿Qué intenciones tiene el nº 12 a orillas del Duero?.
A primera vista parece más claro, más boyante y franco pues Alicia García, Consejera de Cultura de la Junta de Castilla y León avisa que antes de San Juan estará operativa la «mesa de la tauromaquia». Una excelente noticia … salvo que pongan a un antitaurino en el centro del platillo como han venido haciendo alegando esa muñeca hinchable mal llamada «representatividad de sensibilidades».
Un excelente proyecto si se asume con realismo, sin complejos, entrando en corto y por derecho al toro en alfileres, como los matadores. Un despilfarro si empezamos con el qué dirán los señores forasteros, Bruxelas, los ecologistas más o menos activos, torerillos, intelectuales lustrosos y el resto de fauna que no vive –pero come- de esta Tierra.
Un proyecto sólo al alcance de quienes tengan fe absoluta en nuestras tradiciones taurinas y –al revés que en Galicia- a fundar por la raíz, por la escuela; a sabiendas que algún figura de la asociación de padres llevará a la Junta ante los tribunales y algún figura juez admitirá la demanda a trámite; incluso condenará por pervertir a un niñito que antes de acudir a la vista, ha destripado a unos cuantos en su play. Cosas del tiempo, cosas que igual hasta cuestan votos.
¿Mentira como la reforma de la ley antitabaco o verdad como el museo taurino de Valladolid?. ¿Reinará la lealtad o se jugará con las lealtades?. No hay mejor vasallo que la gente torera, siempre que tengan buen señor .
Más claro, el agua.
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