Buscando siempre el ángulo correcto para sus fotografías de los festejos taurinos, ganaderías, lugares, sitios en donde el toro bravo pasta, reburdea y vive ha sido siempre el objetivo de André Viard, el torero francés que dirige «Tierras taurinas» y que sigue mostrando afable y complacido, tirándose al suelo para conseguir el mejor ángulo y plasmar el retrato taurino o torero.
André Viard, un hombre comprometido con la causa taurina hasta haber sido objeto de iras y ataques de los inmisericordes antitaurinos que llegaron incluso a quemar su casa una noche cuando él y su familia estaban dentro, en un atentado terrorista merecedor de repudio y castigo, es un personaje singular en todos los lugares a los que se desplaza para contar con imágenes y también con palabras el resultado de la corrida.
Comentarios atinados que siempre llevan y llegan al corazón de los aficionados, lo estiman en su justa medida, lo asimilan y aplauden como no podía ser menos.
André Viard fue torero en sus años jóvenes. Tomó la alternativa en Dax de manos de José María Manzanares, padre, y la confirmó en las Ventas de Madrid frente a toros del Marqués de Domecq con El Bayas y Jorge Manrique como testigo. Tras matar medio centenar de corridas se retiró, cortándose la coleta en la plaza de Ronda.
Este fotógrafo singular es además licenciado en derecho por lo que las medidas legales que presenta contra las huestes antitaurinas han sido capaces de doblegar y conseguir del gobierno francés muchas de los apoyos a la Tauromaquia, su historia y tradición, pieza clave de la cultura mediterránea.
Aquí le tenemos captado, echado en un burladero en la feria de Dax de este año, buscando el mejor plano para retratar al torero realizando su faena en el coso francés. Y esta vez ha sido él quien resultó cazado por el fotógrafo mientras se buscaba la posición idónea, sirviéndole la chaqueta de almohada provisional.
André Viard, un personaje distinguido, único y dispuesto a apoyar siempre la causa taurina, sea la que sea, pues los toros, la carne y el sentido son una religión del toro tal y como dejó escrito en una de sus importantes obras.
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