Entretenido el largo festival taurino con picadores que se prolongó por espacio de tres horas de reloj celebrado en el Coso taurino de Zamora ante media entrada del aforo con un público generoso, animado y reconocedor de una obra hecha por el diestro de la tierra, Andrés Vázquez y donde se indultó a un novillo de Zalduendo, de nombre «Veneciano«, de 375 kg de peso, corrido en cuarto lugar y lidiado por Javier Conde. Poco le bastó a la presidencia del festejo para exhibir el pañuelo naranja, contagiada como estaba del fervor popular, del gusto y duende gitano al que había llevado el malagueño con su larga faena al ejemplar de Zalduendo.
Se anunciaba en los carteles un espectáculo taurino y a fe que así fue, un espectáculo muy bonito y espectacular, donde se corrieron seis reses de distintos hierros: «Puntilloso» de Gloria García, bravucón, para el rejoneador Sergio Vegas (dos orejas); «Gandoso«, noble, de Urcola para Andrés Vázquez (dos orejas y rabo); «Melenas» del Montecillo que se partió un pitón contra un burladero, bravo, para Juan Mora (oreja); «Veneciano«, bravo y encastado, de Zalduendo para Javier Conde, dos orejas y rabo simbólicos; «Adivino«, de M. Paniagua, flojo y áspero, para Alberto Durán (palmas) y «Mirasuelos» de Pilar Población, agalgado y bravo, para César Valencia (dos orejas). Al final del festejo los cinco triunfadores sacaron a hombros y acompañaron al maestro Andrés Vázquez por la puerta grande.
Tenía puesta la esperanza Cipriano Hebrero en este festival, montado para conmemorar los 50 años de alternativa del diestro de Villalpando que con 80 primaveras a las espaldas decidió vestirse de corto para dar cuenta de un toro de Urcola, el otro hierro ganadero de Victorino Martín y la tarde de julio no pudo ser más idónea para el toreo , pues sol, calor y moscas y ausencia de viento fueron las notas meteorológicas mejor guardadas a la hora de empezar la corrida.
Antes del paseíllo, desde un servicio de megafonía portátil se regaló al torero con el «cumpleaños feliz» y entonando además poesías alusivas, textos emocionados y emocionantes como homenaje al torero al que acompañaban muchos de aquellos que estuvieron toreando con él. Por ejemplo en una barrera, Santiago Martín El Viti asistió al emotivo acto; también el seleccionador nacional de fútbol Vicente del Bosque; la alcaldesa de Zamora Rosa Valdeón y otras personalidades y miembros de peñas taurinas, asociaciones y entidades de la provincia zamorana.
En esta ocasión hay que hablar de todos los participantes, pero especialmente hay que hacerlo de Andrés, quien después de 80 años sigue estando en maestro como demostró con su torete al que recibió con el capote y le recetó dos medias de remate de las de antología, entregadas, escaderadas, rotas, ceñidas y en la compostura canónica. Ya por ver las dos medias de remate mereció la pena el viaje y la entrada al coso de la Calle de la Amargura en la tarde de hoy.
Con la muleta, tras brindar al público la muerte del novillo, bravo y encastadito, le sometió primero y dibujó una trincherilla de cartel. Luego, pases por alto, cuadrar al toro y, a cámara lenta, recetarle una estocada hasta la bola. El delirio de los espectadores y pañuelos al aire exigiendo las dos orejas y el rabo para el viejo maestro de Villalpando, quien emocionado y triunfal paseó alrededor del anillo, recibiendo aplausos, regalos, sombreros y flores que agradeció orgulloso, saludando desde los medios y recogiendo un poco de albero de la plaza y metiéndoselo en el bolsillo de su chaquetilla.
Ya puso a pie el listón muy alto el viejo oro de ley en el toreo este Nono que hasta se echó una carrerilla al pasar por la zona donde no había espectadores, dándonos a todos un ejemplo de preparación física envidiable.
Y llegó Javier Conde, el malagueño, diestro torero con duende y embrujo, poses características, desplantes y cites con verdadera artificiosidad pero que llegaron a los tendidos. El toro iba cada vez a más, embestía más rápido, con más celo, arrastrando el hocico y metiendo la cara en la muleta codicioso a medida que avanzaba la lidia y Conde se creció más y más con el Zalduendo. Una serie y otra, un cite cruzado y a pitón contrario, con temple y torería, y el toro sin solución de continuidad acudía raudo al toque y, como bravo, embistió hasta la saciedad. El Presidente exhibió el pañuelo naranja, indultando al animal que fue llevado al corral a punta de capote por los subalternos. Y Javier paseó su triunfo de dos orejas y rabo por el anillo zamorano.
Por dar a cada uno lo suyo, hablemos ahora de un novillero, lleno de valor, entrega, pasión y torería como es César Valencia. Pese a cerrar la corrida, el agalgado novillo de Pilar Población mostró cierta inclinación a darse la vuelta y querer coger en cuanto el pase no lo llevaba sometido. Lo recibió con dos faroles de rodillas en las tablas, muy aplaudidos. Luego banderilleó él mismo, poniendo tres pares de poder a poder. Uno de ellos con garapuyos cortos, tras romper parte del palo a las banderillas en la testuz del animal. Sonaron fuerte los aplausos del público. Y con la muleta, se echó de rodillas para demostrar lo que ya sabíamos que estamos ante un novillero con hambre de querer ser torero, que no engaña, que da la cara y que muestra la categoría que atesora en sus manos. Recibió un par de achuchones del ejemplar, pero César Valencia, sin inmutarse, siguió a lo suyo, logrando despacharle de una estocada y recibiendo las dos orejas.
Toreó también el maestro Juan Mora que hizo una faena elegante con momentos muy toreros y emotivos, pero deslucidos por la hemorragia que echaba el toro al romperse un pitón por la cepa, tras chocar contra un burladero. Se perfila y pinchó con la espada, bien es verdad que en todo lo alto, que sirvió para que la res se echara.
No tuvo suerte con su novillo el torero de Villamor de los Escuderos, Alberto Durán, con ganas y poniéndolo todo él, pero que no logró con la espada la estocada definitiva, sino que precisó de varios intentos y un par de descabellos.
Y por terminar con quien empezó lo hacemos con el centauro de Rueda, Sergio Vegas, que abrió plaza y estuvo muy bien con su caballo «verdejo» y excepcional en banderillas, realizando adornos en la cara ante la res de Gloria García que manseó en algunos momentos, aculándose en tablas y precisando de la ayuda a pie para sacarlo de allí.
Sergio está de nuevo en candelero, haciendo las cosas con espectacularidad, entregándose en la suerte y logrando el rejonazo de muerte en todo lo alto, por lo que las dos orejas que cayeron en su esportón fueron merecidas.
En fin, una tarde muy entretenida la pasada en Zamora viendo el cumpleaños feliz de un hombre, llevado a hombros por sus compañeros, que sigue siendo matador de toros, tras cincuenta años de alternativa y ochenta primaveras de edad, Andrés Vázquez, torero por la gracia de Dios.
Foto: José Fermín Rodríguez
Vilma Peramezza dice
Grande Andres , eu o conheci pessoalmente quando na companhia de Juan Figueroa e alguns amigos queridos , assistimos pela primeira vez ao filme » Sobrenatural » que nos traz todaa poesia e sensibilidade do » Maestro» numa «obra pima » de sons e imagens .