Hace unos días que el aula de las Ventas se llenó de público para asistir a la presentación de una nueva obra dedicada al maestro de Villalpando Andrés Vázquez y que está escrita por Paco Cañamero, el viejo amador de la Fuente de San Esteban y su tierra charra querida. Por los medios de comunicación hemos leído opiniones, alabanzas, gritos animosos a las estrellas, de cuanto hizo el Nono en su larga trayectoria como matador de toros, anécdotas e historias que se cuentan en este opúsculo biográfico impagable como muchas de las cosas que escribe Paco, al que además galardonan merecidamente por su esfuerzo y trabajo. Allí, en el aula de las Ventas surgió la emoción por el relato de la vida taurina de un hombre entregado en cuerpo y alma, espíritu y carne frágil y caduca, todo él a la Tauromaquia.
Cuando estuve en Zamora el pasado verano viéndole cumplir ochenta primaveras en el ruedo de la plaza de la calle de la Amargura y toreando un ejemplar de Victorino y le miré a los ojos, pude apreciar la emoción incontenida al entregarle regalos, reconocimientos y recuerdos por su gesta única e irrepetible y en homenaje a su trayectoria, a su significado para esta tierra, porque Andrés ha ido siempre con la verdad por delante, la de la vida, la de la pasión y la de la torería.
Paco Cañamero presentará el sábado día 13 a las 8 de la tarde en Villalpando, en su tierra natal, y con él este libro que debe ser acogido, leído y custodiado en todos los anaqueles de los aficionados.
Andrés Vázquez, con su rostro arrugado, como el de un subalterno bregado en mil batallas, habiendo toreado en pueblos, entre carros y talanqueras, sudando el miedo, haciendo de su vida una liturgia emocional, una entrega sin medida a lo que su vida le destinó, volverá a hablarnos de toros, de recuerdos, de ratos buenos y malos, de vida en una palabra. Y será en Villalpando.
Foto: Fermín Rodríguez
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