Una temporada más que ahora termina, a falta del festival de Alba de Tormes, ha echado el cierre prácticamente en lo que a nuestro seguimiento informativo se refiere. Durante este año, varias circunstancias y vicisitudes nos han mantenido fuera del circuito por aquello de la abundancia de blogs, medios digitales e informaciones que pululan y corren como la pólvora por el aire cibernético. Normal es que las empresas, ya demasiado atrapadas en los números y cuentas que deben echar y coordinar, hayan puesto ciertas cortapisas a esa labor informativa objetiva y desinteresada que algunos medios ponen como signo en su banderín de enganche.
Son tantos los que desean acudir a los toros sin pagar la entrada con la razón de publicar luego en sus portales cibernéticos que no se puede dar a todos su justa consideración. A ver, un blog particular de personas que se echan una cámara de fotos al cinto y piden la acreditación de acceso para luego poner en el muro «facebokero» una mínima referencia con el resultado frío del festejo, sin crónica ni explicación, no puede ni debe tener la misma consideración divulgativa que otra asentada en el tiempo, real, activa, propia y con seguimiento del público.
Fomentar la Tauromaquia exige sacrificio y gasto. A nosotros, salvo el acceso a la plaza, todos lo demás ha ido por nuestra cuenta y riesgo particular: Vehículos, desplazamiento, alojamientos, gastos… sin recibir nada de nada, ni falta que nos hace.
En alguna ocasión, representantes de empresas taurinas han mostrado su disconformidad y su rechazo a cumplimentar todas y cada una de las solicitudes que llegan a su oficina, cuando están encargados de programar un festejo taurino. Incluso, han llegado a negar el «caldo del asilo» a más de un pedigüeño de favores y pases. Y a nosotros nos parece bien, justo y acertado. Otra cosa es querer que luego se completen las informaciones y que aparezcan sus ferias con el realce y singularidad gustosa que los afectados desean.
El entendimiento entre la escasísima y prácticamente desaparecida prensa taurina, como sucede con la deportiva, salvo tres o cuatro honrosas excepciones y las empresas organizadoras, debería estar mucho mejor relacionado, abierto al diálogo, a la concurrencia y a la decisión que pueda adoptarse en cualquier momento. Luego cuando vienen mal dadas, todos suelen echar mano para que la ayuda y el apoyo reluzca y se difunda.
Normalmente ahora, los toreros ya tienen sus jefes de prensa, sus fotógrafos y sus comunicadores que hablan en los portales propios de lo excelso y lo bueno que es su patrón. Y como solemos decir, lo malo y mejorable lo pintan regular; lo regular, como bueno y lo bueno como grandioso, ensalzando solo virtudes. También las empresas, instituciones, asociaciones y peñas federadas o no, cuentan con su órgano de divulgación y propaganda sin defecto ni tacha, ni error a corregir. Razón por la que la objetividad en los relatos ha quedado prácticamente enterrada.
De todos modos, y por acabar este razonamiento, a estos informadores de fortuna que han estado y seguirán estando al lado de la Fiesta, lo que más les suele doler en estos casos es la callada por respuesta. Ahora a todos nos toca preparar la próxima temporada.
En esta que quede constancia de nuestras más expresivas gracias a Eventauro; a Funciones Taurinas; a Taurodelta; a Tomás Entero; a Circuitos Taurinos; a Martín Perrino; a Espectáculos taurinos y Gestión; a Simón Casas Producciones y Plaza 1; A Por naturales; a Eurotauro Luján; a Pepe Amilburu; a Luis Antonio Rodríguez «Taru»; a Simón Caminero; a José Ignacio Cascón ;a la empresa municipal Plaza de Toros de Santander; a Rafael Ayuso; A Ángel Castro y Nacho Matilla; a Gestión Universal de espectáculos; a Jorge Manrique y a cuantos de una u otra forma nos han facilitado la labor informativa. Gracias.
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