Y lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no termina de nacer… Pero aquí están los taurinos un año más dispuestos a empezar otra vez, remando en su barquilla con la fe, profesionalidad y el ánimo que se les supone sobre todo en este tiempo, dejando pasar con gran prudencia el mal influjo de las estrellas que ahora corre, en palabras del inmortal Quijote. Y como sabemos que el agradecimiento que sólo consiste en el deseo es cosa muerta, tal como la fe sin obras, queremos desde aquí seguir con hechos y obra en la línea trazada, de apoyo sin fisuras, estímulo sin vaguedad y compañía fiel entregada a la causa en la que casi todos estamos embarcados.
La tauromaquia es verdad que tiene unas connotaciones singulares en la vida de muchas personas. Ha sido y es para ellas su razón de existir y su guía a lo largo de los años. Por eso, igual que el soldado se enorgullece de sus heridas y sirven a otros de guía hacia el objetivo de la honra, aprecian y agradecen que se les dé la justa alabanza y reconocimiento por su labor.
Atrás queda una temporada más en la vida de los taurinos. Con ataques, quejas, sinsabores y penas, pero nunca con tristeza sino con estímulo, acicate, ánimo y afán de superación para seguir en la brecha, continuar mejorando, repartiendo alegrías y sonrisas a los demás y llevando a sus calles, a los pueblos y a las ciudades de España una fiesta incardinada en lo más hondo del corazón de sus gentes.
Quiero escribir este comentario con el entendimiento, más que con las canas, evitando siempre una de las dos envidias que nos arropa: la envidia, nefasta, negativa y mala, y la generadora de emulación, buena, noble y bienintencionada, la sana envidia en una palabra. Y me explico. Ésta, la que tengo, tenemos, del torero que hace una faena de antología ante el toro, despertando la emoción, la sensación espiritual ante lo bello, en quien mira. Y aquella la de la crítica sin sentido, agria, dura y lacerante por el capricho de hacer daño al otro.
Voy a cumplir tres años con esta Institución, la Federación taurina de Valladolid, en la que me pidieron entrar para echar una mano en sus actividades informativas y en las que debuté una noche del mes de julio del año pasado 2008, con motivo de las novilladas nocturnas vallisoletanas. En estos años he seguido de cerca para luego plasmar la vivencia en su medio de comunicación y dejar, negro sobre blanco, cuanto sucedía con admiración por las obras y la ocupación continua y virtuosa por todos cuantos dedican sus vidas a contar, actuar, organizar, trabajar y desarrollar las ideas en el mundo del toro. Personalmente limitado y contenido en los términos de mi modestia, aunque sabiendo siempre que no debemos añadir aflicción al afligido, intentaré mejorar como decía arriba, más que por la experiencia, por el conocimiento y el estudio.
Que el nuevo año nos traiga la sensatez y ponderación que necesitamos. Un abrazo.
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