La noticia corre como la pólvora por las redes sociales: Ochos antitaurinos detenidos en Arles porque intentaron abrir el camión con los toros de Montalvo en la calle. El abogado del Observatorio de Culturas taurinas de Francia que preside André Viard, Ludovic Parra ha presentado la denuncia pertinente contra este grupo animalista que ha intervenido en la localidad francesa donde se celebra su Feria taurina de Pascua con notable éxito de público y resultado artístico.
Las acusaciones contra los individuos que intentaron abrir las trampas del camión para que los toros salieran de sus jaulas, como si fueran canarios a los que dar libertad, sin razonar el tremendo peligro al que expusieron a las personas de la ciudad, caso de haber conseguido su objetivo, se refieren a «poner en peligro la vida de terceros y agresión en banda organizada».
Ahora será la Justicia francesa quien juzgue y sentencie a estos talibanes, con actitudes inhumanas y agresores violentos que quieren forzar e imponer una idea, una situación, un aspecto intelectual caníbal a la fiesta y a un animal único en la naturaleza, el toro de lidia.
Según las informaciones del suceso, un grupo de diez o doce antitaurinos intentaron abrir el camión en plena calle con los toros de Montalvo, antes que arrancara hacia la plaza. Un empleado de la plaza de Arles, Paquito Leal, y dos policías lo impidieron pese a recibir golpes y agresiones de los antitaurinos. Llegada una dotación mayor de policía, detuvieron a ocho de estos individuos.
La acción de haberse llevado a cabo en su totalidad hubiera dado lugar a que los toros de Montalvo salieran a las calles de Arles para correr entre monumentos, terrazas. público de todas las edades. niños indefensos y una amalgama de personas que habían acudido al reclamo de la Feria de Arles. Seguramente sus autores habrán pensado que los animales, una vez soltados, hubieran lamido y acariciado a la gente, como si fueran herederos de aquellos que San Pedro Regalado o San Juan de Sahagún obedecieron al «detente, necio!» en lugar de repartir cornadas y miedos, como es habitual.
Por eso, habrá que apretar el barboquejo pues estas acciones están llegando ya a un extremo de violencia inusitada, al poner en grave peligro de muerte a las personas y de condicionar el trabajo de tantos y tantos seres humanos como viven de los toros. Volver la vista para otro lado y no adoptar las medidas de disuasión y sancionadoras ante estos atentados contra la Tauromaquia y la grandeza de su fiesta única e irrepetible, no es de recibo ni puede ser que se permanezca indiferentes.
Foto: José FERMÍN Rodríguez.
juanjo rodriguez dice
Estos lo que buscan es sangre, que venga a ocurrir algo muy gordo.