Cuando los empresarios taurinos tan rechazados y criticados ellos por sus actuaciones en la organización y puesta en marcha de una feria, llegan a poner encima de la mesa el fruto de sus actuaciones para deleite del público, obtención de beneficios y singularidad reconocida hacia una afición acogotada en tantas y tantas ocasiones por presiones externas y dañinas contra la fiesta de los toros que llegan a la realidad de los hechos, nada impide que la respuesta popular sea entregada e importante.
Tal es el caso de localidades que tienen a gala la realización en su tierra de festejos taurinos destacados, merecedores de elogio y aceptados en su misma esencia local, sin importar cortapisas, extrañas e interesadas, que quieren impedir que se celebren en todo su esplendor y grandeza.
Arévalo, el centro de la comarca de la Moraña, localidad taurina desde siempre, agrícola y emprendedora, hospitalaria y jovial, toca el clarín de toros al llegar julio y su patrón San Vitorino. Y lo hace en esta ocasión con una feria de relumbrón, marcada por el conocimiento del ayer y del hoy en diestros toreros llenos de significación, arte y poso del ayer aunado con la revolución que arrea fuerte y no debe pillar descolocado a ninguno.
Talavante y Jiménez Fortes por un lado. El Juli, Perera y Roca Rey por otro son los toreros de a pie con el centauro Diego Ventura abriendo camino a la tarde de apertura del ciclo que además se completa con el clásico toreo popular, encierros, cortes, probadillas, capeas, toros corridos… que traen la semana de fiesta a lo más granado de la torería en todos los sentidos y son altavoz de convocatoria para una afición y un público esperanzado y ansioso, amante de la fiesta.
Es hora ya de reivindicar, como lo hace Arévalo en su escaparate festivo y algunas otras poblaciones pequeñas de Castilla y León, como Ledesma y Guijuelo en Salamanca; Roa de Duero en Burgos; Íscar en Valladolid; Cantalejo en Segovia; Sotillo en Ávila; Sahagún en León…donde empresarios ponen encima de la mesa su quehacer diario, su esfuerzo y su trabajo para dotar a las localidades de afortunadas tardes entretenidas de toros.
Arévalo, que es la feria que empieza este mismo sábado día 2 y llegará hasta el próximo día 9 cuando el chupinazo pamplonica concite casi toda la atención mundial, tiene en sí misma el interés y la valía de hacer las cosas para destacar y sobresalir con carteles colocados en Francia, Portugal y España por todos los puntos cardinales. La localidad pone encima de la mesa el axioma que el movimiento se demuestra andando. Y aquí Martín Perrino, el taurino principal de Arévalo, ha dado la medida de su extraordinaria visión empresarial en la que el Ayuntamiento arevalense también tiene su gran importancia para completar este interesante y gustoso ciclo taurino.

Arévalo, el corazón de la Moraña, está ya vestido de fiesta. Estar con su feria es imprescindible.
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