Muchas capitales de nuestra comunidad han celebrado a San Juan y a San Pedro, los patronos toreros del mes de junio. Ahí están por poner ejemplo de las ciudades del titular. Ir a un sitio u otro para recoger aquellos instantes de la torería protagonizados por los diestros toreros y rejoneadores que hacen de esta profesión su vida, hablar luego de ellos para que la memoria no se enfríe ni quede en el olvido y se mejoren los fallos que en toda obra humana, máxime siendo artística como es ésta de los toros, se producen es una tarea en la que estamos embarcados en esta entidad vallisoletana desde hace algunos años.
Hoy quiero destacar a Carlos Rodríguez, el hijo de Sebastián «Serolo», el empresario y director de la plaza de Burgos, de la de Palencia, Vitoria, Alicante o de la de Zaragoza… Este joven empresario que sigue la estela de su padre, pleno de afición por hacer bien las cosas, con una estupenda proyección personal, formación y conocimiento de lo que trae entre manos representa la savia joven y nueva que ha entrado con fuerza en el circuito de los toros. Personas jóvenes más cercanas como Teodoro «Tito» Matilla, Carlitos Zúñiga, Ángel Gallego, David Hebrero, Gustavo y Pedro Postigo, Tomás Entero… tienen una profesión dedicada y difícil en muchas ocasiones, pues ellos a veces tienen que convertirse, como lo diría, en hombres orquesta capaces de hacer sonar con sinfonía un grupo musical, la orquesta, el equipo humano que se integra en toda organización taurina, y cuyos sones deben estar acompasados en todo momento, unidos y engarzados con el lazo del trabajo bien hecho y del esfuerzo.
Hoy, como ejemplo a destacar, quisiera hacerlo de Carlos Rodríguez, quien además dirige como apoderado al diestro madrileño César Jiménez y que tiene en cuenta en su calendario, ofertas y propuestas, actuaciones de novilleros aunque con ellos nunca se sabe, donde menos te lo esperas salta la liebre, pues con los novilleros es muy difícil acertar. Carlos suele decir que los novilleros pueden funcionar esta temporada, ya que vienen de un invierno muy trabajado y está convencido de su idoneidad, en especial aquellos que se van viendo por el campo y cree firmemente que sean interesantes para integrarlos en sus carteles. No hacerlo bien solo iría en contra de sus propios intereses. No se olvide el aficionado que las empresas taurinas realizan una función imprescindible en la fiesta de toros, pero que no es en absoluto gratis et amore. Podrá haber una carga de emotividad, de afición, de interés desinteresado, de pérdida de dinero, pero eso no es lo normal. Las empresas tienen que ganar en su cuenta de resultados porque viven de ello.
De manera que respeto a sus decisiones, crítica constructiva, pero comprensión por quien hace las cosas arriesgando su propio dinero, su mismo esfuerzo, su trabajo.
Y ahora entran Julio y Agosto con las ferias de pueblos y localidades de menor entidad a capitales de provincia en general y ahí también está el abanico de personas que lleva a los demás la fiesta de toros, incardinada en la raíz de nuestros pueblos, soporte imprescindible de las celebraciones festivas en honor de Santos y Virgen en sus distintas advocaciones, a la espera del espectacular septiembre con Valladolid y Salamanca para cerrar el serial un año más. Por eso gracias, muchas gracias, a estos hombres que dedican su vida y su tiempo a la aportación profesional para mejorar la tauromaquia y entenderla como un símbolo que mueve a la gente, al sentimiento, al riesgo y a la espectacularidad.
Foto: J. Fermín Rodríguez
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