El debate para la modificación de las disposiciones reglamentarias que obligan a que sean seis los picadores y tres banderilleros por cada espada que intervenga en una novillada con picadores está en la calle al abrirse la discusión entre quienes tienen la posibilidad de organizar, celebrar y poner en marcha festejos de esta categoría en plazas de 3ª y portátiles sobre todo tras ver los números del descenso de las mismas.
La intervención de David Prados, secretario general de la Unión Nacional de Picadores y Banderilleros de España (UNPBE), más corporativa y poco expuesta contra cualquier atisbo de solución y diálogo entre las partes interesadas en el programa de Movistar toros ha sido demoledora. Prados dijo, entre otras cosas, que «el público no acude a las novilladas porque no son atractivas; que los empresarios deben buscar fórmulas para aumentar los ingresos y firmar acuerdos con patrocinadores; recomendó que poblaciones pequeñas no organicen festejos con picadores ni compren animales de ganaderías reconocidas, porque son más caras, y expresó el rechazo frontal de su organización a la reducción del número de profesionales en los festejos o a una rebaja de los sueldos estipulados».
Desgraciadamente los números están ahí: Los festejos con picadores ha pasado de 624 en el año 2007 a 217 en 2018; es decir 407 menos; y en el apartado de novilladas sin caballos, el descenso ha sido de 305: de los 572 que se celebraban hace once temporadas a 267 hace solo un año.
No puede echarse culpa a una sola de las partes en la mesa de la programación pero algunas de las razones para cerrarse en banda del representante de subalternos, banderilleros y picadores es nefasto para todos y para ellos en primer lugar y , si no, lo veremos con el tiempo.
No puede ser que en una novillada con picadores como tantas y tantas que hemos seguido por aquí haya que cumplir con todas esas personas que tiran de la ubre empresarial porque su sostenimiento, a la vista está, es imposible. Un ejemplo sencillo: Al comenzar la temporada estuvimos en Ajalvir y allí cada toro y cada novillo de los espectáculos programados recibió un puyazo únicamente, alguno solo refilones, y aunque ese es otro tema, un mismo picador podría perfectamente haber picado la serie ferial de todas y cada una de las reses a lidiar por los matadores que intervinieron, con un compañero guardándole la puerta.
La reducción de las cuadrillas que intervienen en la lidia, la eliminación de las acreditaciones gratuitas a pseudoperiodistas, concejales, alcaldes, amigos y fotógrafos y toda esa variopinta pléyade de ayudantes, seguidores y palmeros que entran de baracalofi en los toros sin desarrollar función alguna ni antes ni después del festejo, es algo que todos debemos ir pensando si queremos salvar que en breve más de uno o casi todos se vayan a la cola del paro, por imposiblidad material de celebrar estos espectáculos taurinos ruinosos, al ser insostenible conjugar ingresos y gastos.
Fotos: JOSÉ FERMÍN RODRÍGUEZ
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