La Cigoñera es una finca de Carrión de los Condes en la que se crían las reses bravas con el hierro de la «C», timbre y divisa de Simón Caminero Ortega, un hombre que tiene el arraigo, el trabajo, la dedicación y el desvelo por el toro de lidia, ese animal magnífico que a todo el mundo atrae y enamora. Toda la vida de Simón ha sido entregada en aras del mítico y noble animal, cuidándolo, alimentándolo y destinándolo a la lidia en pueblos, plazas, campos y ciudades de toda la geografía española.
En una mañana fría y algo ventosa pero cálida en el ambiente donde prevalece la amistad y el afecto de las personas, allá que nos presentamos en la ribera izquierda del río Carrión para contemplar el día del bautismo de fuego de los becerros de saca del año. Por allí están el padre Simón y su hijo Pedro, gran caballista y excepcional jinete para el manejo de los animales bravos junto con el veterinario de la agrupación de ganaderos de toros de lidia, Manuel Marín, que completa las actas de herrado y saneamiento. Unos con los hierros candentes, otros sujetando el cajón entre quienes se encuentra el novillero Ismael Martín, torero de Cantalpino; el torero Rubén Sanz, diestro soriano merecedor de oportunidad y apoyo; familiares y amigos que sujetan el mueco y los bureles para que se les aplique el hierro candente con el guarismo del año de nacimiento, así como la marca de la ganadería. Y de padrinos observadores dos agentes de la Guardia civil.
Una de las nietas de Simón aplica el spray cicatrizante, en tanto todos los animales son vacunados con el «renomec plus» y una vez completadas las tareas, se abre el portón del cajón metálico y los animales salen haciendo fú como el gato para juntarse al resto de hermanos de bautizo y nacimiento.
Los zurridos de los becerros al salir del mueco son en ocasiones espectaculares, con genio y bravura, arremetiendo a todo lo que se mueve y llevándose por delante el tapa ojos entre las risas de quienes contemplan, gazpacheros, el trabajo.
Medio centenar de animales han sido herrados esta mañana, de los cuales 27 son machos, nacidos en el 2022. Por eso es el guarismo «2» el que aparece en su paletilla.
Al poco llega la madre de la casa, administradora y empresaria taurina con afición y conocimiento como el que más, María Jesús Pérez, y trae los porrones de vino y los tentempiés de pan, chorizo frito, panceta y escabeche que son ventilados en un santiamén por la tropa de mirones, adicionados, amigos y trabajadores del herradero. Arriba en las corraletas Asunción María Caminero, la doctora que sabe de apartar y de tratar las reses como cualquiera de esa casa palentina, hace pasar por la manga todos y cada uno de los toretes que galopan raudos a la llamada del rebaño o manada que con los bueyes rumian pacientes la alfalfa de los pesebres.
Y termina la función, un día de fiesta en la Cigoñera, acogedor lugar que nos recibe siempre con amabilidad en una comida de hermandad y en taurina de amigos donde el novillero de Cantalpino Ismael Martín y el vallisoletano Pedro Andrés practican su oficio.
¡Que Nuestra Señora de Belén y San Antolín, patronos de Carrión y Palencia, protejan como se merece a esta familia y su trabajo!.
REPORTAJE GRÁFICO: José FERMÍN Rodríguez
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