David Adalid y Beatriz García, la periodista zamorana que escribe de toros y vive esta profesión con la pasión de entrega, fe, esperanza y cariño contraen matrimonio este sábado de Octubre cuando los acerolos están maduros, los membrillos recogidos y ya cuece el mosto en las bodegas toresanas para transformarse en el jugoso y apetecible vino que da vigor, vida y sentido a una tierra a la que pertenece por derecho propio. Beatriz García a la que armada con su micrófono de la Cadena Ser o con su libreta para la Opinión de Zamora hemos visto y coincidido en más de una ocasión bien en charlas de toros, en festejos o simplemente en la propia calle donde nos hemos saludado, se ha unido con su torero del alma, el espigado y buen banderillero David Adalid, otra persona, todo bondad y gran profesional, al que conocí en el Tiemblo por aquellos años en que Pedro Cabrero, nuestro amigo Pedrito, toreaba y se hizo novillero con caballos allá en aquella plaza acogedora, serrana y emocionalmente bella de El Tiemblo.
Luego David anduvo con los subalternos del arte, acompañando y a las órdenes de Javier Castaño, y su éxito en Madrid con aquella apoteosis que todos recordamos, contemplando emocionado a una cuadrilla completa dar la vuelta al ruedo tras un tercio de banderillas espectacular, bello e increíble, hizo que su nombre quedara grabado a fuego entre los mejores subalternos que pisaban una plaza de toros.
A David le he visto en múltiples ocasiones, en plazas de primera, de segunda y de tercera mostrar su arte y su forma de bregar y mejor banderillear. Incluso la última vez en un erial de un pueblo zamorano donde el Ayuntamiento había levantado una portátil para dar una novillada, acompañando al colombiano José Luis Vega y bregando como si estuviera ante el público entendido y animoso de cualquier recinto taurino de categoría, o recibiendo el trofeo «Guerrita» al subalterno más distinguido de la Feria de San Isidro 2016 por su actuación ante los toros 3° y 6° de la Ganadería de «Saltillo».
Hoy David y Beatriz, Beatriz y David, unen sus vidas para siempre ante Dios y los hombres. Su bonhomía y su fe en la Fiesta ha servido para juntar dos vidas paralelas que hoy se han encontrado definitivamente en el vínculo del matrimonio. Es un torero y eso basta.
Desde aquí, desde este rincón del aire cibernético un abrazo a los dos y que seáis muy felices.
Fotos: José FERMÍN Rodríguez y Jesús López/Archivo Federación taurina
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