Se estrenaba José Luis Mayoral como ganadero en la localidad vallisoletana de Sieteiglesias de Trabancos para conmemorar la festividad de San Pelayo y no le salió mal el festejo, pues sus novillos resultaron bravos y repetidores, no abrieron la boca y embistieron con nobleza.
Enfrente el rejoneador portugués, Paulo Jorge Santos, y el diestro de la localidad Raúl Alonso, a quien acompañaba el novillero medinense Javier Casares. El maestro, por aquello del paisanaje y del tirón, tenía que despachar dos novillos, mientras que los visitantes se conformaron con uno cada uno de ellos.
Cuatro ejemplares de la Carmona, uno de ellos, toro ya, para rejones resultaron nobles y bravos para la lidia. Y vamos a contar lo que dio de sí el festejo.
Por entre los espectadores, muchos conocidos de la afición como el torero Mario Campillo y su novia Saray; miembros de la Corporación de Montemayor de Pililla que tienen contratado para sus fiestas patronales al medinense Casares; la alcaldesa de la localidad presidenta del festejo; José Luis Mayoral, el ganadero echando una mano en la organización, abriendo y cerrando las puertas; Pedro Caminero y su madre María Jesús… En fin un nutrido grupo de seguidores del diestro Raúl Alonso completaron algo más de media plaza porque lo que se dice al sol era prácticamente imposible ponerse debido a la calda de castigo que caía del cielo.
Abrió plaza el rejoneador Paulo Jorge Santos que interpretó la lidia clásica con una doma extraordinaria de sus cabalgaduras, pese a las dificultades del firme de la plaza. Colocó dos rejones de castigo y se lució en banderillas a una mano e incluso con la rosa tras la que dio paso al rejón de muerte, certero y colocado que atronó al animal, mandándolo al desolladero por medio de una mulilla mecánica.
Dos orejas fue el premio que paseó orgulloso por el albero entre los aplausos del público.
Después actuó el local Raúl Alonso que estuvo en todo momento muy aseado, firme, entregado, con ganas y haciendo las cosas muy bien a los dos ejemplares a los que se tuvo que enfrentar, corridos en segundo y cuarto lugar de la tarde.
No acertó en su primero con la espada, pero fue fulminante y efectivo en el que cerraba festejo, tirándose arriba y cobrando un volapié espectacular. El público pidió las dos orejas y el rabo que le fueron concedidas por la presidencia.
Completó el festejo el joven medinense Javier Casares que interpretó el toreo con cierta parsimonia, belleza por momentos y temple. Entendió perfectamente al bravo novillo de Mayoral y tanto con la izquierda como con la derecha realizó una faena muy aplaudida. Logró la estocada tras un pinchazo en lo alto y la gente pidió los trofeos para el joven muchacho medinense que le fueron concedidos por partida doble.
Ficha del festejo:
Un toro para rejones y tres novillos para lidia ordinaria de José Luis Mayoral, bravos y repetidores.
Paulo Jorge, dos orejas
Raúl Alonso, oreja y dos orejas y rabo.
Javier Casares, dos orejas.
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