¡Qué alegría produce ver embestir un toro bravo, noble, codicioso, encastado y sin abrir la boca en toda la faena, premiado con el pañuelo azul!, como ha sucedido hoy en Valladolid en la última de las corridas de a pie de la Feria con un ejemplar de Moisés Fraile. Se llamaba «deslumbrante» y dio en la báscula 482 Kilos, colorado de pellejo y excelentemente presentado que cayó en las manos de López Simón quien le arrancó una faena de temple y sometimiento por ambos pitones. El animal, fijo en el engaño, templado por el diestro, arrancó los olés más intensos que se han oído en esta feria de Nuestra Señora de San Lorenzo. Y eso que la tarde venía con incidentes por aquello del viento, la lluvia que obligó a los espectadores a refugiarse en gradas y andanadas, tras la muerte del primer ejemplar y la cogida de un monosabio, Rafael Casado Ruiz quien fue empitonado por «alambito» en el escroto y llevado a la enfermería en donde fue curado y posteriormente trasladado al Hospital de Valladolid. La herida sería calificada en el parte médico como «leve«.
La corrida de El Pilar traída hoy a Valladolid ha sido brava, incluso el primero de la tarde, «guajiro» derribó estrepitosamente al picador Ruiz Román «espartaco», quedando a merced unos instantes tensos, hasta que la cuadrilla se llevó al burel. Todos los toros muy bien presentados, pidiendo la lidia de esfuerzo y sometimiento.
Se despedía de Valladolid Manuel Jesús «El Cid» y brindó su último toro a la concurrencia, escasa, que se dio cita en el tendido durante la corrida de hoy. Si le molestó el viento en el primero de la tarde no dejándole practicar su hacer, ante el segundo deleitó con lo mejor de su repertorio. Naturales intensos, bellos, entregados, llenos de hondura y pausa. Una extraordinaria faena poderosa y firme, merecedora de mejor resultado si el acero hubiera acompañado la monumental obra del de Salteras. Todo acabaría en una aclamada y aplaudida vuelta al ruedo. Y sin ánimo de equivocarnos creo que esta faena de El Cid hubiera sido la de la Feria de este año.
López Simón fue el triunfador de la tarde en trofeos, al salir por la puerta grande de la plaza. Dos orejas, una en cada toro, le hicieron acreedor de esa honra torera. A su segundo, el que hirió al monosabio, lo toreó descalzo para evitar resbalones por la lluvia que cayó en esos momentos y que con la desbandada de tendidos para cobijarse del agua, no se centró el público demasiado en la acción del torero. Pero ante el quinto, sometido por bajo el encastado toro de El Pilar, el diestro madrileño se fue a los medios con él y allí interpretó un toreo poderoso, de belleza y temple. Por ambos pitones le respondió «deslumbrante» que acudía de largo a los cites, con nobleza y movilidad. Ambos, toro y torero, compusieron una faena de canto a la bravura y a la disposición.
Cerró terna Ginés Marín quien pechó con el peor lote de los lidiados hoy. Brusco el «resistón«, último de la feria de a pie, ante el que lo intentó pasar con galanura, tras el saludo de su cuadrilla por un segundo tercio donde los banderilleros lucieron arrojo y colocación. Pero en la muleta la brusquedad del morlaco hizo mella en las telas del diestro. Manso el tercero de la tarde y una lidia algo embarullada produjeron que los pitos se hicieran ostensibles para el toro en el arrastre mientras el silencio acogió la faena de Marín. Sin suerte en el reparto de los toros el buen torero jerezano.
En fin. Echado el cierre a falta de los rejones de mañana, en el balance de la Feria habría que destacar la escasa presencia del público en esta última corrida y, sobre todo, que la plaza de Valladolid quiere ver toros con raza y casta, como todo el mundo, para disfrutar de una tarde en la que un hombre vestido de luces obliga a una res a embestir a la muleta componiendo una figura estética y atrayente. Pero si falta el toro, poco se puede hacer. Hoy, menos mal, ha sobrado casta y bravura en Valladolid con una gran corrida de toros traída por Moisés Fraile que agitó también su pañuelo en la soledad del tendido pidiendo la oreja para López Simón.
VALLADOLID. Quinta de la Feria. Menos de media plaza.
Sonó el Himno nacional antes de romperse el paseíllo.
Seis toros bien presentados de EL PILAR. Cuatro de ellos bravos, encastados y duros, excepto el primero, descastado, y el tercero, manso. Al quinto se le premió con el pañuelo azul.
Manuel Jesús El Cid, Aplausos y Vuelta al ruedo.
López Simón, oreja y oreja.
Ginés Marín, silencio y silencio.
Fotos: JOSÉ FERMÍN RODRÍGUEZ
Deja una respuesta