La novillada de los utreros de Raso Portillo que la familia Gamazo llevó a Vic (Francia) para celebrar allí el Pentecostés taurino dejó impronta de su bravura, empuje, casta y acometividad. Y eso que tan solo fue en la mitad del festejo pues al llegar al ecuador del mismo, la tromba de agua, el barrizal imposible del ruedo y la inclemencia meteorológica obligó a la suspensión del mismo.
Sin embargo, los dos novillos que pudieron lidiarse dieron más que reconocimiento a ese ganado vallisoletano criado entre Boecillo y Aldeamayor de San Martín por su casta y acometividad, probada con creces en la suerte de varas a cuyos caballos empujaron, romanearon, derribaron y metieron la cara con codicia y empuje de bravo.
Dos novilleros estuvieron enfrente, Mario Palacios y Miguel Ángel Pacheco. Y Miguel Ángel encontró un filón en su torería hecha con empaque y poderío en el único que lidió al que despachó con estocada, «une belle estocade» que dice Feria TV por el que los espectadores pidieron la oreja que no fue concedida por el palco presidencial.
Ahora que tanto se habla y además lo estamos comprobando personalmente que la suerte de varas se ha convertido en un simulacro de análisis y prueba singular de bravura, prescindiendo prácticamente de ella, creyendo que basta y sobra con que un toro embista a lo tonto y como un animal amaestrado en la muleta del diestro, bien está decir también estas otras cosas que reconfortan, reconcilian y siguen animando este cotarro taurino de la temporada.
La suerte de varas es un lance de la lidia, bastante más importante de lo que muchos creen. Parte del público solo con ver aparecer al del castoreño, se predisponen y le dedican la chifa consabida, sin comprender que su función es primordial para ahormar, probar y comprometer la fuerza viva y bruta de un toro, en una preparación singular para el tercio de muerte a estoque, o ahora llamado de la muleta.
Los utreros del Raso de Portillo, como seguramente mañana lo harán en Sahagún los toros de Valdellán han ido al caballo con alegría, con fuerza, con empuje y tomar en estos tiempos hasta cinco varas, eso solo es propio de un animal más que bravo, excepcional, fiero y duro hasta el extremo.
Enhorabuena al Raso de Portillo, orgullo de la ganadería de Valladolid.
AQUÍ ESTÁ LA PRUEBA:
http://www.feria.tv/video-3535_vic-novillada-de-raso-de-portillo.html
Deja una respuesta