El teatro principal de Rioseco fue el lugar elegido para cerrar los actos de la XXI Semana Cultural taurina organizada por la Peña Jorge Manrique. En dicho acto fueron entregados los premios que la Peña otorga a los triunfadores de la Feria de Valladolid en honor de Nuestra Señora de San Lorenzo que en esta ocasión recayeron en Nicolás Fraile, propietario de la ganadería salmantina de Valdefresno y el torero vallisoletano Manolo Sánchez por su faena en su comparecencia primera de la feria cuando cortó tres orejas y abrió la puerta grande del Coso del paseo de Zorrilla.
En la amplia mesa estaban presentes los dos galardonados; el doctor Juan José Márquez Alonso; el abogado y aficionado taurino Jesús Martínez; la ganadera y empresaria María Jesús Pérez Merino; el diestro Jorge Manrique; el concejal del ayuntamiento riosecano Jesús Vicente Brezmes y el que fuera delegado del gobierno en Castilla y León, Isaías García Monje, quien estuvo encargado de clausurar el acto.
Se proyecto el documental taurino «Tauromaquia de las Extremidades» un trabajo poético y visual dedicado a la fiesta de toros con la inspiración del pintor madrileño César Palacios, que fue muy aplaudido por el público y la introducción de la última de las producciones taurinas de la fundación benéfica que apadrina el doctor Márquez quien presentó el trailer de la nueva película «padre, a los toros que ya he vivido».
Los dos ganaderos presentes, uno de tronío y reconocimiento por el producto y el juego de sus reses como es Nicolás Fraile Martín, el del rombo achaparrado con divisa encarnada y amarilla quien recogió su premio por el toro «campanero» lidiado en Valladolid y la dueña de la Cigoñera en Carrión de los Condes, María Jesús Pérez, expusieron las vicisitudes por las que atraviesa la fiesta de toros, así como los excesivos gastos que conlleva. Pérdidas, disgustos, contrariedades que en más de una ocasión abren la puerta del abandono y dejación de actividad, pero que el gusanillo de la afición es tanta que la llevan incardinada en su alma y en su corazón.
Jorge Manrique, por aquello de ser el espada más antiguo, abrió explicaciones dando el parecer de los profesionales, de sus miedos, sus deseos, sus esfuerzos y su propia vida construida alrededor de un mundo donde el mito y el rito deben convivir y ser respetados.
Manolo Sánchez quien ha anunciado su abandono de los ruedos este año, porque como todo en la vida, nace, crece y muere, así también ha llegado el momento de dejar los trastos recogidos, anudado el esportón y en silencio, haciendo mutis por el foro dejar el activo de una profesión que le ha dado todo, su vida y su condición.
El aficionado Jesús Martínez abogó por la manera de llevar los jóvenes a las plazas de toros, rebajando los precios de las entradas aun reconociendo las tremendas dificultades que debe resolver la gestión empresarial.
Y antes de las palabras finales puestas por Isaías García reconociendo la labor de personas que son capaces de poner en marcha estas actividades con sólo su interés y entrega, abogó por la unión hoy más que nunca del sector taurino, felicitó a la Peña Jorge Manrique y animó a conseguir aficionados que sigan yendo a las plazas para mantener viva esta fantástica fiesta de los toros.
Muchas ovaciones se escucharon en el patio de butacas del Teatro Principal de Rioseco, el de María Luisa Ponte, la ilustre riosecana, animosa representante del arte de Talía, en especial al escuchar los tientos de la guitarra flamenca a cargo de Faustino Dueñas y el cante jondo, sentido, sincero, emotivo y bello del cantaor Carlos Castañeta.
En resumidas cuentas, una clausura muy bella, profesional y culturalmente emotiva, contando y cantando la raíz eterna de la tauromaquia. Y aquí tuvo un papel activo e importantísimo el moderador del acto, Don Jesús López Garañeda quien introdujo su intervención con un panegírico a Rioseco cuando «ya las luces mortecinas del invierno empiezan a apagarse por las estribaciones de los Montes Torozos y la primavera se anuncia en todo su esplendor, la Ciudad de los Almirantes, Medina de Rioseco, hoy se ha vestido de grana y oro…»
Fotografías: Miguel de Castro
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