Y que cumpla muchos más Don Francisco. Qué satisfacción tan grande verle cumplir 99 años, siempre con su cámara en bandolera, haciendo las viejas fotos, hoy apreciadas y reconocidas por todo el orbe taurino. Su recorrido largo, sin embargo ha sido un soplo como dice el Eclesiastés de la vida de un hombre, presenta un bagaje más que suficiente de los aspectos de la tauromaquia retratados en plazas de España, Portugal, Francia y América.
Con qué gusto, amistad y acogida recordamos algunos momentos de su vida en la plaza de Santander en la feria de Santiago de este año, donde nos hicieron esa foto, mientras degustaba usted una bolsita de patatas fritas y que me ofreció compartir.
Don Francisco usted es uno de los pilares de la tauromaquia también con sus imágenes, muchas de ellas apreciadas y valoradas por la historia. Ha sido el gran torero gráfico de los callejones en las plazas de toros a quien debemos instantánteas únicas e irrepetibles de la gracia, el miedo, la muerte, el riesgo, el triunfo, el aplauso y la sonrisa.
Entre las bambalinas de las tablas ha llegado usted, maestro, a superar con creces el tiempo e integrarse en el ramillete excelso de las personas que es preciso recordar y valorar por sus gestas taurómacas. Y así no me extraña que se le compare con Belmonte; el Papa negro; Ordóñez; Dominguín; Manolete; Antonio Bienvenida; Romero o José Tomás. Ellos dejaron su impronta marcada en la arena de albero de las plazas de toros y usted, maestro, nos ha dejado la faena plástica más bella que podamos recordar gracias al inmenso e importante invento de la fotografía.
De ahí que el archivo fotográfico de Cano tenga simpar importancia para entender la fiesta de toros. Es el último siglo, día a día y feria a feria, contado con rigor, con cariño, con profesionalidad y con esfuerzo, lo que atestiguan sus negativos de blanco y negro, recogiendo la expresión y el momento justo del diestro, del toro, del público…
Don Francisco Cano Lorenza, «canito», Felicidades y que cumplas muchos más.
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