En la segunda de las intervenciones programadas por la Federación taurina de Valladolid con motivo de la XIV edición de las jornadas culturales, un familiar directo del torero Carlos Arruza y de León Felipe, el pintor de la Catedral de la Almudena José Luis Galicia desgranó y desveló las vicisitudes familiares relacionadas con el diestro nacido en Méjico, pero íntimamente entroncado con España y especialmente con Valladolid y su provincia a un auditorio que siguió con atención, intervino con propuestas y observaciones muy atinadas que han hecho que la memoria del conocido torero haya sido revitalizada, conocida y reivindicada, pese a los noventa años transcurridos desde su nacimiento hasta su fallecimiento en el mes de las flores del año 1966.
En la mesa, moderada por Domingo Nieto con mano experta y verbo cálido, estaba el torero Gumer Galván, viejo maestro, quien vio la faena de Arruza aquel día inolvidable para su memoria del 18 de julio de 1944, cuando tras los cuatro pares de banderillas fue obligado a dar la vuelta al ruedo y obtuvo un éxito sin precedentes. Gumer además destacó, cuando fue requerido a que opinara de la diferencia entre los toros de antes y los de ahora, y con sequedad espetó al preguntón: «Antes había que poderle al toro; ahora sale podido«, lo que produjo la espontánea ovación entre los asistentes.
También habló de Arruza, Fernando García Bravo, centrándose en el pleito hispano mexicano por el que se impidió entre ambos países el intercambio de toreros de uno y otro país en igualdad de condiciones, expuso el tiempo de su lidia en España y especialmente la del año 1945, en que pudo torear en España y cortar en la temporada nada menos que 74 rabos.
No se olvidaron de recordar la amistad profunda entre Arruza y Manolete.
Pero sería José Luis Galicia, el sobrino del poeta León Felipe, quien arrancando desde la genealogía de sus abuelos Leónides y Gratiniana y de su padre Francisco, el pintor vallisoletano y una exposición póstuma de cuarenta y dos obras dirigida por el profesor Brasas Egido quien desvelara que los hermanos, Salud, Cristina y Felipe son los familiares directos del torero. Cristina, tras casarse con el sastre José Ruiz, dio a luz a Carlos en Méjico y tuvo otros dos hijos más Manuel y José Luis.
León Felipe, tío carnal de Carlos Arruza, iba y venía con su sobrino a verle torear por esas plazas de Dios y le dijo en una de sus cartas poco antes de morir: «Siempre te he querido, Carlos. Conserva lo que tienes de ángel y de niño».
Arruza, con hondas raíces vallisoletanas, conforma con Joselito, Belmonte y Manolete la cuarta pata de esa mesa sobre la que se coloca el arte magnífico del toreo de una época.
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