El triunfo de Carlos Ochoa en la plaza de las Ventas de Madrid el domingo mañanero, disputando el galardón «Camino hacia las ventas» para novilleros sin caballos en su cuarta edición, y llevándoselo de calle, al cortar dos orejas al novillo de Jandilla que le tocó en suerte, puede calificarse de espléndido sin duda alguna.
Hubo pique y del bueno entre la terna de novilleros, Pablo Mora y Ángel Téllez, frente a los astados de Domecq.
El patrocinio de los premios corre a cargo en esta edición del sastre de toreros Justo Algaba, otorgando a los participantes de este serial útiles y vestidos de torear.
Bien merecidos los tienen estos muchachos que quieren ser toreros y, uno de ellos, Carlos Ochoa, asistente en varias ediciones al certamen que organiza la Peña taurina Jorge Manrique de Medina de Rioseco, se ha ido forjando en la Escuela de Tauromaquia de Madrid.
La cara aniñada de este joven torero se va transformando día a día por razones biológicas, pero su aplomo y serenidad, gusto y torería no se los quita nadie. Es más han ido mejorando paulatinamente hasta alcanzar ese estado de gracia que en la actualidad puede verse allá por donde actúa este muchacho.
Carlos Ochoa participó en la final de un ciclo de nueve festejos que le ha llevado con mérito al triunfo final obtenido en la Plaza de las Ventas en una mañana esplendorosa de luz y sol, emoción y torería a la que dio rienda suelta este jovencísimo torero que también ha pasado por estos lares de Valladolid.
¡Suerte, Carlitos, en tu vida torera!.
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