Y cuando el tiro de mulillas arrastró a «manzanilla«, el toro sobrero de Luis Algarra que cerró esta feria de 2017, y sustituyó al anunciado «niñero» y a un hermano rotos los pitones contra el burladero, el adiós a la ciudad cántabra deja un poso de añoranza en cuantos hemos pasado la semana allí, al pie de Cuatrocaminos viendo toros, comentando y escribiendo luego las incidencias más notables a los lectores que fielmente siguen el devenir de los festejos de la Semana grande en honor a Santiago apóstol, patrón de España. Esta mañana incluso en el suelo del apartado de toriles habían escrito con arena, letras bien grandes: «Hasta el año 2018. Gracias», leído por cuantos estuvieron en las balaustradas y balconadas del rectangular recinto donde se sortean y enchiqueran los animales que van a ser lidiados por la tarde. Incluso las explicaciones previas del encargado de presentar el sorteo, intentando enseñar deleitando una de las faenas más importantes que se llevan a cabo en día de corrida, el apartado, sorteo y enchiqueramiento de las reses, como una ceremonia digna de saber y conocer, fueron estas explicaciones breves y llenas de amor por la Tauromaquia, lo que demuestra la gran estima hacia esta disciplina de arte, valor y riesgo.
Pero en fin, lo nuestro es cerrar la crónica de una corrida en la que Ponce, Cayetano y Ginés Marín pisaron la cenicienta arena del coso santanderino para despachar los seis ejemplares de Luis Algarra después que esta mañana habían enseñado a los niños, de edades comprendidas entre 4 y 14 años que se han acercado al Coso de Cuatro Caminos, el toreo de salón y otras actividades en el «Curso de aficionados prácticos infantil Víctor Barrio’, a cargo de Raquel Sanz, viuda de Víctor Barrio y de la Fundación del toro de lidia.
Ponce ha puesto esta tarde la suavidad en su toreo ante el deslucido «lubinito» que abrió plaza y cortó una oreja tras recibir dos avisos en el cuarto.
Cayetano pechó con dos ejemplares de Algarra sin raza ni empuje y un quinto manso como él solo. Malo es cuando el torero tiene que poner la casta en vez del toro.
Ginés Marín le tocó un «solterón«, bravo, que se casó con su poderío y entrega. Marín echó la pata palante y toreó despacio, a cámara lenta, en una vibrante y aclamada faena. Además lo despachó de una estocada en todo lo alto, en el hoyo de las agujas, perfecta de ejecución, garantizándose la Puerta grande merecidamente al obtener las dos orejas del ejemplar. Una oreja más del «manzanilla» sobrero del sobrero.
PREMIOS DE LA FERIA:
– Triunfador de la Feria:
Ginés Marín, que cortó tres orejas en la corrida de la ganadería de Luis Algarra lidiada el sábado 29 de julio.
– Mejor ganadería: queda desierto
– Mejor estocada:
Ginés Marín, por la estocada al sexto toro Soterón de la ganaderia de Luis Algarra.
– Mejor rejoneador:
Diego Ventura
– Mejor debutante:
Alejandro Marcos, que tomó la alternativa el 25 de julio con José María Manzanares como padrino y Alejandro Talavante de testigo
– Aficionado ejemplar: Jesús Arteaga
– Premio «Alfonso Serrano» a la labor periodística: Claudio Acebo
– Premio trayectoria: Pablo Alfonso Rueda «El Norteño»
Gracias y hasta pronto
Y al Consejo de Administración de la Plaza de toros de Santander, especialmente a su Presidente Constantino Álvarez nuestra gratitud por facilitarnos el medio de poder acceder para contar cada día las vicisitudes de lo sucedido en este periódico de comunicación, como hacen tantos y tantos empresarios en sus plazas que saben de nuestra actividad dedicada al fomento, difusión y engrandecimiento de la Fiesta de toros. Gracias. Ha sido un placer.
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