Y por eso hay que reivindicar, pedir, exigir y, si llega el caso, vocear con lo feo que es en la calle, en los portales, en los medios de comunicación con la obligación primordial de seguir adelante con la fiesta de los toros. Las plazas de los sitios, ciudades y pueblos, pueden albergar perfectamente, con decisión y control sanitario, la celebración de novilladas, corridas de toros, rejoneo o quiebros, recortes y toreo cómico donde vuelva el juego con el toro de lidia a protagonizar una lucha ancestral, antigua, atávica, plena de luz, emoción, singularidad y belleza.
Todos los aficionados tienen, tenemos, que alzar la voz contra esta pandemia de exigencia, adoptando las medidas necesarias en el recinto de las plazas de toros e incluso en sus accesos y en la vida de cada uno, observando escrupulosamente las prevenciones contra la propagación del mal.
Recordemos que el pasado mes de junio, muchas de las ciudades españolas fueron un clamor de los aficionados por la suerte de la fiesta de toros. Juntos dieron el do de pecho y el grito de los pueblos no cayó en saco roto.
La prueba que se ha hecho durante la atípica temporada pasada ha resultado un éxito y una prueba del nueve por la que la proporción de asistir a un festejo taurino donde los aficionados tienen a gala el respeto y la consideración hacia ellos mismos y a sus compañeros cercanos, separándose en una distancia perfectamente señalizada, fue llevada al extremo para evitar la propagación del virus que, por lo que vemos, ha venido para quedarse el muy cabrón.
Tal ha sido el caso que ni una sola de las concentraciones para presenciar en aforo reducido en los tendidos de la plaza una corrida de toros o novillada ha sido transmisora del virus maldito.
Todos los espectadores guardando distancias y protegidos con la mascarilla fueron pasando al recinto controlándoles la temperatura corporal, se colocaron en el lugar designado para ello con la distancia que fue respetada durante todo el festejo, mantuvieron la higiene y ausencia de contacto estrecho con amigos y conocidos y aquello, a la vista de los resultados, fue todo un éxito de organización.
Por tanto, la pauta está ya marcada y con un grupo comprometido de organización, dar toros en las plazas es de lo más sencillo. Eso sí manteniendo siempre la distancia que llaman social, pero que nosotros decimos de respeto al otro.
Foto: José FERMÍN Rodríguez y LANCES DE FUTURO
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