Paso a los del castoreño y con ellos al utrero que es lo significativo de verdad. El toro de tres años, previo al cuatreño y cinqueño, el que da y quita razones e ideas, será el inicio de andadura con caballos para el torero de Íscar, un muchacho a quien hemos visto empezar que guarda y atesora toda la ilusión del mundo para conseguir un puesto en la fiesta hará su presentación en Lodosa por tierras de la ribera alta donde la bravura del torito colorado, rojo como el fuego, de casta Navarra, la tienen a gala como el pimiento del piquilllo que da fama a la ciudad.
Pues bien, un iscariense, Darío Domínguez que pasó del ciclismo al toreo en un arrebato de sinceridad y entrega y ahí se mantiene con toda la pujanza de sus jóvenes años, de su idea y de su esfuerzo por llegar a estar en el escalafón, irá a Lodosa a debutar con caballos, frente a toros de Baigorri, pues la reválida del eral ya la ha pasado y con creces. Su forma de entender el toreo, de ejercerlo y de ponerlo en práctica precisa ya de una res más cuajada, más entera, más grande, de más enjundia y través.
Estará en un mano a mano con «Toñete», Antonio Catalán, otro muchacho a quien vimos la temporada pasada en Olmedo, dirigido por Manolo Sánchez.

Darío Domínguez, con la ilusión en sus manos y la esperanza en su nueva andadura, preparándose a conciencia en el campo estos días, tiene en Lodosa la cita el último día de julio para abrirse el camino que se merece por ganas, entrega, dedicación y trabajo. ¡Mucha suerte, torero!.
Foto: José FERMÍN Domínguez/Archivo Federación taurina de Valladolid
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