Las fiestas de San Agustín de Toro convocan a todos los aficionados a los toros a una jornada inolvidable para acompañar la vuelta de un torero de los llamados «humildes», pero que atesora una colocación, técnica y valor dignas de resaltar y admirar, sobre todo para hacerlo en el mismo sitio y en el mismo día en que recibiera una tremenda cogida que a punto estuvo de desgraciarlo para siempre.
Hoy, superadas todas las heridas, dificultades de rehabilitación, compuestos y soldados los huesos partidos por aquel toraco de Sánchez Urbina que ahogó al público en una situación muy comprometida para el torero de Trigales (Huelva) hace prácticamente un año y que a punto estuvo de postrarlo para siempre en una silla de ruedas, el empresario taurino Jorge Buendía lo anuncia en un cartel de campanillas junto a Cayetano y a López Simón para lidiar la corrida del patrón de Toro, San Agustín, el martes 28 de agosto con reses de Juan Albarrán.
Apuesta sincera de un torero que ha superado las dificultades y dolencias con esfuerzo, sacrificio y entrega, para volver a vestirse de luces en el mismo coso en donde aquel terrible percance todavía no han olvidado quienes estuvieron allí.
Pero el tiempo cura heridas y las ganas del torero es volver a dar cuanto puede aportar a la fiesta de toros porque ya ve luz al final de túnel. Y David de Miranda no solo vive para contarlo, sino que ha demostrado en Huelva recientemente junto a Morante y a Manzanares que su renacimiento es posible. ¡Suerte, torero!
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