Pasa el tiempo, los días, los años, la vida… y los recuerdos captados por una fotografía retrotraen al que se mira en ella, unas veces con nostalgia, otras con emoción y las más con la viveza de aquello que se integraba en la propia existencia de los protagonistas. Me envía César Mata, el abogado, cronista taurino de esporádicos días, ganadero de toros de lidia y buen aficionado, unas fotografías de cuando en el mismo sitio burladero de la plaza de toros de Valladolid que nos designa la empresa, realizaba su cometido junto a Santos García Catalán, el viejo taurino de Villarrobledo, para los micrófonos de la desaparecida Antena 3 de radio, aquella emisora que surgió con ilusión, emoción y profesionalidad hasta que fue consumida, deglutida y eliminada de la faz de las ondas vallisoletanas. Ambos están con Roberto Domínguez y Pedro Moya, el Niño de la Capea, acercándoles el micrófono para recabar sus opiniones al respecto de la corrida y de la actuación ante los paisanos del Coso del Paseo de Zorrilla. Sin olvidar a otro del mundillo taurino que repartió estopa a diestro y siniestro con el grito de «escribir y torear«, Alfonso Navalón Grande.
Las tardes de toros en el coso vallisoletano tenían esa chispa de viveza, espontaneidad y decididos comentarios transmitidos por las ondas de la radio. Ahora han quedado reducidos al grupo que comparte sitio, porque se mire como se mire, la magia de la radio es incomparable con cualquier otro de los medios de comunicación para transmitir vivencias, opiniones, deseos, anhelos y chascarrillos.
Hoy parece que los medios no estilan la transmisión de festejos taurinos por radio comercial, tal y como se hizo hasta no hace tanto tiempo y que en estas fotografías de cuando aún no teníamos el pelo blanco los informadores taurinos de Valladolid, bueno es recordar aquellos a quienes José Luis Lera, el decano de la prensa taurina de Pucela, apoyaba con una sonrisa y unas líneas templadas en el Norte de Castilla las tardes de feria.
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