Juan del Álamo ha sido el triunfador en la tarde de hoy en Toro en cuyo antiguo coso se fraguó una corrida de Núñez de Tarifa, lidiándose cuatro toros, faltos de raza y fuerza, aunque nobles, y dos de ellos corridos en quinto y sexto lugar, encastados y con más transmisión, aplaudidos en el arrastre. Muy poco público en el tendido, algo menos de media plaza y truenos, relámpagos y lluvia fina acompañando los acordes de la banda de música de Toro que amenizó el espectáculo, para ver a los diestros Finito de Córdoba, silencio y saludos desde el tercio. Juan del Álamo, oreja y dos orejas y David de Miranda, aplausos y oreja.
Los toros de Núñez de Tarifa, con fachada, kilos y presencia aunque romos de pitones, casi no precisaron ir al caballo de picar para mostrar su bravura, salvo los dos últimos de la tarde. Especialmente el lote de Finito de Córdoba que puso la torería en algunos momentos, tanto con el capote como con la muleta. Luego, con la espada, negación total y lo que podía haber sido un éxito se transformó por arte de birlibirloque en silencio y un saludo generoso.
Juan del Álamo estuvo más entregado y animoso con su lote, especialmente ante el quinto por aquello de cumplir con el dicho «no hay quinto malo» al que toreó echándose de rodillas tanto al principio de la faena como al cierre de la misma, calentando la tarde. El toro, el mejor del encierro, embestía de largo. Estuvo muy bien el salmantino con el buen toro de Nuñez de Tarifa, enrazado y con movilidad. Una estocada entera tendida y dos descabellos mandaron al ejemplar al desolladero. Dos orejas.
En resumen, la corrida de San Agustín en Toro, una más, sin mayor interés donde las ganas las puso el torero de Salamanca, el arrojo y la entrega David de Miranda y el arte de torear, las chispas, gotas de esencia, Finito de Córdoba. Lo demás, ni fú ni fa.
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