Un año más, al llegar las fechas del día aquel que todos conocíamos como el de la Hispanidad, el 12 de Octubre, la fiesta española por excelencia para cuantos sienten el sentimiento de su nación, un pueblo y una empresa común, se abre el abanico de la concordia. Y en ocasiones esto se hace en el escaparate de la mejor forma que puede hacerse: Con vino y toros. Este es el caso de Zaragoza que cierra con broche de oro su Feria en honor de su patrona la Virgen del Pilar, y también lo es de Toro, la emblemática ciudad zamorana que abre sus pétalos de historia, de creencia, de raíz y de trabajo en estos mismos días alrededor del 12 de octubre con la llamada «fiesta de la vendimia».
Decir que el vino es la riqueza principal de aquella zona, como lo es el producido por la ribera del Duero, no es algo exagerado sino que, día a día y pámpano a pámpano, se ha encumbrado en una de los más importantes recursos económicos en la exportación que allega fondos a las siempre necesitadas arcas estatales, regionales y locales. Y esta semana es la dedicada a exponer su importancia, mostrar su grandeza y contribuir al fomento de una vida rural que se abre al futuro con la esperanza tan necesitada en pueblos y personas.
Es el día de la vendimia en Toro, la fiesta de la vendimia, la recogida de las uvas para que una vez espachurradas, pisadas y exprimidas hasta el hollejo en los lagares produzcan el mosto que se transformará en el vino generoso, en ese caldo increíble, rico, apetecible, medicinal, sano, alegre, gustoso y aromático, un cuerpo de vino que vemos a través del cristal de una copa, jarra o vasija. Y con esta fiesta, no podían faltar los toros como prueba inequívoca de unión entre ambos conceptos: El vino y la Tauromaquia, aspectos indisolubles, unidos siempre en una misma función, en una manifestación popular de alegría desbordante.
En esta fiesta de la vendimia en la que los carros llevarán por las calles sus pámpanos, sus frutos de huerta y campo, los melocotones de Toro, la fruta del otoño en este enclave singular que la naturaleza eligió para mostrarse en una vega feraz y digna de un rey, no faltarán los toros en su plaza junto al Teatro Latorre, bien es verdad que como Fuente del Vino, espectáculo tradicional y popular de los importantes en el entorno, donde los toreros de fortuna lucen sus habilidades evitando las embestidas del morlaco. Incluso el premio nobel Vargas Llosa fue el invitado de excepción el año pasado para encumbrar esta fiesta, este orgullo toresano que quiere seguir mostrándose a todos los pueblos y por todos los confines. La cita está escrita y la visita anotada porque son días de Vino y Toros y en eso la ciudad zamorana de Doña Elvira mantiene aún su espejo e imagen para todos nosotros.
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