El novillero con caballos de San Sebastián de los Reyes, Diego García, entra en su semana grande con la intervención en tres plazas de primera categoría como Madrid, Zaragoza y Valencia. El novillero, que ocupa el primer sitio del escalafón por festejos y trofeos logrados, tiene ya la alternativa como torero en la mano.
Ya está en marcha su cartel, logrado a base de tesón, esfuerzo, trabajo y dedicación el de este muchacho espigado y alto que rinde homenaje a esos toreros de alzada, estilizados y finos, que tienen a Manolete como figura señera.
Con él lleva una cuadrilla que está trabajando en sus comparecencias con acierto y buen hacer, encabezada por el que fuera torero vallisoletano, hoy con traje de banderillero, Mario Campillo, al que acompañan «El Ruso» y un tercero de categoría como es el palentino Juan Cantora. Cuando Rafa Agudo, con la vara de picar destaca la suerte más emotiva y emocionalmente bella para comprobar la bravura de un toro, la cosa alcanza tintes más que interesantes. De manera que toreros de plata hechos por las tierras de Valladolid y cosidos en el resol de plazas de arriba y de abajo, siempre con la entrega necesaria y especial que se precisa en este menester.
El Equipo que dirige administrativamente Blas García es una roca compacta, sabedor que en la dirección de la orquesta todo tiene que funcionar a la perfección, sin alharacas, ostentaciones ni otras zarandajas que suelen tener en muchos lugares las personas por aquello de manifestar el orgullo de una profesión como es la de torero.
Diego García ha llegado hasta aquí en un barquito de ilusión y esperanza que, dentro de poco, tendrá que afrontar el viaje por tierras americanas para pulir el diamante que atesoran los huesos de su anatomía, haciéndoles crujir solo frente a los toros bravos. Un torero en expectativa que va a cumplir su reválida más que fuerte, enfrentándose por ejemplo a los de Valdellán en Madrid. Esos toros de Fernando Álvarez Sobrado que pacen estrellas y mugen en el silencioso cenobio que fue de los frailes allá por tierras leonesas de Santa María del Río.
Y en estas palabras de ánimo y deseo de triunfo para Diego, dichas con un poco más de cariño por la amistad que me une a su padre Blas, colega mío en las tareas del juzgado de paz.
Suerte, Diego, y que el Cristo de los Remedios te proteja de todo mal. Que yo pediré aquí por ti, a la Virgen de la Peña de Tordesillas, para que su capote te guarde del daño.
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