Y además haciéndose con muchas papeletas para ser el ganador de esta edición de El Piñón de España merced y sobre todo al temple demostrado ante los dos novillos de los Hermanos Boyano que le tocaron en suerte. Aparte de lucir al primero de su lote en el caballo, poniéndolo largo. Por tres veces acudió el animal de nombre «giraldón» al caballo tomando las tres varas con empuje y casta. A mi juicio este fue el novillo de la tarde que derrochó bravura y nobleza en todos los tercios de la lidia y que de haber tenido un punto más de fuerza, el animal era más que acreedor al pañuelo azul.
Pero vamos con Diego García, este espigado muchacho de San Sebastián de los Reyes que ha adquirido una compostura, buen hacer, temple y mando pleno de suavidad y largura con una muñeca prodigiosa que le encumbra entre el elenco de los novilleros importantes del escalafón. Al primero de su lote, el citado «giraldon» lo recibió con una larga de rodillas y le aplicó lances a la verónica sacándolo a los medios con galanura y oficio. En tres ocasiones de la suerte de varas, una de ellas desde el mismo centro del platillo, fue colocado el utrero que estampó su fuerza contra el jaco del picador, levantando una ovación atronadora del tendido. El novillero banderilleó junto a su subalterno Mario Campillo y brindó a la concurrencia la muerte del animal.
Una faena por ambas manos, pero especialmente con la zurda prodigiosa encauzó la embestida del ejemplar de Antonio Boyano. Perfilado para matar pinchó arriba sin soltar y logró una estocada entera. Recibió una oreja del palco y hubo petición fuerte de la segunda, negada en este caso por la Presidencia seguramente por entender que el pinchazo deslucía el premio y lo consideró exagerado. No obstante la vuelta al ruedo del torero de San Sebastián de los Reyes fue apoteósica.
Frente al «sollozo«, cuarto de la tarde, un novillo flojo, sin fuerza, pero con nobleza, Diego estuvo superior con él, dándole tiempo para que recuperara el aire y el resuello el ejemplar que fue silbado en varios momentos de la lidia por su debilidad. Al final, logró convencer al público, cuando con la mano izquierda templó, mandó y logró restañar con la suavidad de su mano izquierda la embestida del toro de Boyano. Logró recetarle una estocada entera y recibió una oreja, con petición de la segunda, que en esta ocasión hubiera sido excesiva más que nada por el juego escaso del ejemplar.
Kevin de Luis, el sevillano, no tuvo suerte con su lote. A «naranjito«, el que que abrió plaza, agalgado y escaso de fuerza, lo despachó con una varita y una faena que empezó con un pase cambiado. Buena serie por la derecha ante el noble toro de Boyano. Luego, a la hora de matar pinchó reiteradamente y el torero salió del lance algo desairado. Al segundo intento logró una estocada entera, tendida y trasera que despenó al animal.
Con el más cuajado del encierro un utrero de nombre «mirabrujo» puso toda la voluntad del mundo el torero sevillano por lograr confeccionar una faena digna, con voluntad. El toro flojo y sin fuerza resultó muy deslucido. El sevillano montó la espada ante la imposibilidad de lucimiento y con una estocada entera al rincón lo despachó para el desolladero, recibiendo aplausos.
En resumen. La primera novillada del Piñón de España que han puesto en marcha Enrique y Óscar Luján con esfuerzo, trabajo y dedicación ha estado más que entretenida en una tarde calurosa y de sol ardiente fijando el «Piñón de España» en unos comienzos esperanzadores donde un muchacho madrileño, Diego García, salió merecidamente por la puerta grande con solvencia, buen hacer y estilo. Y mañana, más.
FICHA DE LA NOVILLADA:
Novillos de Hermanos Boyano, nobles, enrazados pero flojos excepto el segundo, bravo y encastado, que tomó tres varas de largo, aplaudido en el arrastre.
Kevin de Luis, silencio y aplausos.
Diego García, oreja y oreja.
Antes de romper el paseíllo se guardó un minuto de silencio y se interpretó el Himno Nacional. Tres cuartos de entrada adoptándose todas las garantías sanitarias. Rafael Reyes actuó de sobresaliente del festejo.
Fotos: José FERMÍN Rodríguez
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