Diego Ventura protagonizó ayer en las Ventas momentos tan intensos, medidos, increíbles e integrados a lomos de sus caballos que se puede decir sin temor a errar que es el centauro idealizado entre los toreros de a caballo como representan en la fiesta de toros los rejoneadores. Tiempo, experiencia, destreza, manejo, esfuerzo y entrenamientos de horas y horas montado a caballo han hecho de este hombre un espectáculo vivo en sí mismo que atrae hasta aquellos a quienes creen que torear a caballo no llega al nivel de hacerlo a pie con capote y muleta en la mano.
Diego Ventura, plasticidad y hermosura lograda con paciencia y dedicación hecha vida por sus animales, caballos de rejoneo espectaculares, únicos entrenados para la lidia hacen inolvidables los momentos de riesgos, cruces, acometidas, quiebros, cabriolas, galopes donde la inteligencia humana ha conseguido del instinto animal que se una su vida a la de Diego de forma indisoluble.
Ventura ha conseguido elevar el arte de Marialva a cotas de atracción singular, tal y como presenciaron y comprobaron ayer los 22.000 espectadores que llenaron el graderío de las Ventas y que los suscritos al Canal toros no pudieron ver por televisión, teniendo que conformarse con los resúmenes que facilita la empresa del coso taurino. Un auténtico despropósito que hará caer alguna suscripción pública del cuando menos canal taurino miedoso y conformista.
Pero a lo que vamos.
Diego Ventura es el jinete integrado, el hombre caballo, un centauro de las plazas que llega con su sonrisa y buen hacer a todos los espectadores que gustan y disfrutan también con las corridas del bello arte del rejoneo.
Es el primero de la fila entre esos jinetes pálidos con un sentido de la equitación total y absoluta, a la grupa, al estribo, al quiebro, al encuentro, de poder a poder… que constituyen ese abanico de rejoneadores españoles que dan sentido a una lidia singular y bella. Y ayer frente a los toros de los Espartales demostró con su cosecha de orejas que hizo historia en la Plaza de las Ventas de Madrid logrando y abriendo de forma merecida su decimosexta puerta grande.
Ya solo le queda a Diego rejonear toros en puntas para alcanzar el entronamiento total.
Foto: José FERMÍN Rodríguez
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