Desde que se han hecho públicos los carteles de la Feria taurina de Valladolid, las opiniones quejosas de aficionados no se han hecho esperar, unos diciendo que no se cuenta para nada con los toreros de Valladolid en activo; otros que aplaudimos con las orejas las decisiones empresariales; los de aquí que silenciada la crítica por aquello del pase de favor; los de allí que no se defiende al aficionado… En fin una amalgama de opiniones diversas, todas ellas sacando punta y queriendo hacer ver a la mercantil que no se da gusto a todos, cuando se sabe que eso es imposible.
La Feria de Valladolid, como las anteriores y las anteriores, las de ayer y las de antesdeayer se programan por un equipo responsable de la empresa que echa sus cuentas, sus números y su resultado económico más favorable pues no conozco empresa alguna que ejerza sus actividades mercantiles para perder dinero. Claro que nunca llueve a gusto de todos. Pero por eso quien hace, dice, expone, opina o habla. lo lleva a cabo como Dios y su interés le da a entender.
Está bien claro que nadie viene a divertir al vecino «gratis et amore», de baracalofi para entendernos, sino que las empresas lo hacen para ganar su dinero en la operación que después saldrá bien o mal, atrayente o distante, bonita o fea, gloriosa o espantosa, seguida o rechazada por el respetable, ese que se constituye en pagador de la entrada si así lo desea.
Por tanto hablar de que faltan los toreros de Valladolid en los carteles es la matraca de todos los años. Son ellos, los interesados, quienes deben pedir, ofrecerse, indicar su interés por actuar en la plaza de su tierra y revalidarlo con sus actuaciones a lo largo de la temporada.
Este mundo de la Tauromaquia no es ni de lejos una Ong de ayuda a un tercero, sino es un universo de intereses y de condicionamientos y mientras no se admitan los mismos, seguirán exponiéndose las mismas y manoseadas razones una y otra vez.
Está muy bien eso de meterse siempre con los favoritismos puestos sobre la mesa para algunos con el otorgamiento de un pase de favor, de callejón, de grada o de andanada. Tal vez sin pensar que ello es debido y se realiza para compensar otro trabajo o aportación de difusión y divulgación de las acciones mercantiles llevadas a efecto.
En fin. La Feria de Valladolid como la de Madrid, Valencia, Sevilla, Zaragoza o Gijón y las de cualquier pueblo o ciudad pequeña están confeccionadas con la mejor idea resultante de quien está investido para realizarla. Lo otro es hablar por hablar. Así que dejemos a las empresas y a sus responsables, a los profesionales, hacer su trabajo.
Foto: José FERMÍN Rodríguez
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