A la memoria me vinieron los versos de Antonio Machado de aquel «recuerdo infantil» en el acto celebrado en el Salón de actos de la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León con motivo de la vigésimo cuarta edición de sus jornadas taurinas en esa tarde parda y fría de invierno y la monotonía de lluvia en los cristales. De pie en el atril Chapu Apaolaza, el portavoz de la Fundación del Toro de Lidia, un hombre de compromiso y entrega. Habla con timbre sonoro y hueco, como el maestro, mal vestido, enjuto y seco, que lleva un libro en la mano. Y habla de la situación melancólica, triste y atacada por la que atraviesa la Fiesta de los toros. Y rescata al Toro de la Vega para decir que «volverán las lanzas a la Vega«. Esas que partieron los de la clase política, retirándolas y acabando con la esencia fundamental del rito. Como en un cartel se representa a «Caín fugitivo, y muerto Abel, junto a una mancha carmín«. Y todo un coro infantil va cantando la lección: «mil veces ciento, cien mil; mil veces mil, un millón».
Pero estas palabras de Chapu Apaolaza de esperanza para algunos de nosotros, las enfrió amargamente otro de los ponentes de la mesa, el jurista y profesor de Derecho en la Universidad de Salamanca Dionisio Fernández de Gatta «Los dos recursos del Ayuntamiento de Tordesillas contra el Decreto de la prohibición de matar el toro de la vega fueron un desastre total«.
Fue en Palencia una tarde parda y fría cuando habló el Director del programa «Grana y Oro» Carlos Martín Santoyo con veinticinco años a las espaldas de la información taurina en este programa, reconociendo la labor de esa pléyade de escritores, periodistas animosos y personas que respetan y aman la Fiesta de toros, resistiendo los envites de quienes atacan la fiesta desde dentro y desde fuera, haciendo un canto a la defensa de los novilleros, raíz fundamental para que perviva y dure en el tiempo. «Una tarde parda y fría de invierno. Los colegiales estudian. Monotonía de la lluvia en los cristales». Y Carlos también recordó al Toro de la Vega cercenado en su esencia fundamental y entre medias reconoció la labor de Teresa, la funcionaria de la Junta, adalid y artífice de la organización de este estupendo cónclave y reunión que, al final se abrió al público muy brevemente pero de forma positiva y enriquecedora. Aparecieron padres y abuelos, los enanitos toreros, el reclamo para los jóvenes y enseñar la Tauromaquia en los colegios, dándola a conocer a los niños de forma didáctica, alegre y agradable.
Y José Ramón Lozano, el Director de Teseo, la empresa audiovisual que ha puesto una pica en Flandes en la transmisión de la Tauromaquia, radicada fundamentalmente en las Ventas de Madrid, consiguiendo con la imagen de los toreros y el sonido un hito de aprendizaje de agradable difusión y fomento.
Actuó también Beatriz Montejo, cirujana taurina y vicepresidenta de la Asociación de Peñas Helmánticas, con palabras plenas de ganas e interés que arrancaron los aplausos de la concurrencia. Ella que va a los toros pagando su entrada excepto cuando actúa como cirujana en el festejo, normalmente de novilladas sin picadores, contestó con raza y profundidad a la pregunta de que muchos entran en los toros por la cara, espetado por uno de la concurrencia que veía ahí el mal de esos festejos taurinos y reconociendo la labor de las Escuelas taurinas.
Las Jornadas de Palencia, clausuradas por el Alcalde palentino, han sido breves en cuanto al tiempo dedicado a ellas pero verdaderamente ha merecido la pena estar allí. Oírlas, sentirlas y conocerlas. Luego, al salir, monotonía de la lluvia en los cristales.
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