Hubiera cumplido 80 años hace un par de días de no haber mediado aquella fatídica hora del pasado 8 de febrero, cuando el aficionado, escritor y poeta Godofredo Garabito Gregorio pasó a la eternidad.
Godofredo, académico vallisoletano brillante, el hidalgo de la Mudarra, con quien tantas horas pasé desde que en 1975 lo conocí, que me otorgó su sincera amistad y revolvimos juntos muchos papeles e historias de nuestros pueblos, envolvió en espíritu el Teatro principal de Medina de Rioseco, con su creación.
Y todo, porque se estrenó, a título póstumo, un Himno a la Ciudad de los Almirantes, escrito por su castellanísima pluma, al que puso música el maestro compositor Ernesto Monsalve, ante un público riosecano que abarrotó la sala de Talía.
El genio de Godofredo Garabito se difuminó como la divinidad de carácter rural, como si se tratara de una joven risueña, de aspecto vivaracho y mirada burlona, llevando en sus manos una máscara cómica y una cayada de pastor, corona en la cabeza con la hiedra como símbolo de la inmortalidad y calzada de sandalias de rabo largo, mientras resonaban las palabras de su himno a Rioseco, entonado y cantado por las gargantas de la Coral Almirante Enríquez y a los acordes y notas de la Banda municipal de música de Medina de Rioseco, entre aquellas viejas paredes del antiguo corral de comedias:
«Gloria al pueblo que navega/en esta tierra de campos/por canales de Castilla/que conectan con España/labrantíos y mercados/forjadores de futuro/entrelazando sus manos…Medina de Rioseco/moldura espigas/junto al Sequillo en abrazo…»
Pero a Godofredo Garabito y su memoria los traemos aquí no sólo por esta estupenda noticia de la que tienen cumplida información gráfica y de texto a cargo del periódico digital la voz de Rioseco, cuyo equipo de profesionales encumbran una tarea informativa y formativa cultural de su pueblo con entrega, apasionamiento y dedicación todos los días desde que se echara al aire cibernético, sino sobre todo porque Godofredo fue un gran aficionado a los toros a los que cantó, escribió, enalteció y difundió con su prosa y en su poesía.
(Aquí tiene el curioso el enlace para escuchar y saborear el himno http://www.lavozderioseco.com/?p=38369).
En su recuerdo y homenaje estas palabras de agradecimiento por la obra dejada a la provincia de Valladolid del viejo maestro de los Torozos.
Foto: Ángel Cantero/Valladolid
Deja una respuesta