La corrida de la Quinta que casi completa la feria de Sevilla con ejemplares serios, cuajados, enrazados y de interés resultó una de las más atrayentes para el aficionado que aún sueña con una suerte de varas completa y decisiva para valorar la embestida, la raza y la bravura de cualquier ejemplar. En las manos de El Juli y de Luque estos dos grandes maestros mostraron su plenitud como diestros toreros, superando las dificultades y el peligro que siempre representa un toro bravo, aunque unos más que otros.
Prescindiendo de la injusticia que el Palco cometió con El Juli al no concederle la oreja que el público pidió con unanimidad, el toreo elegante, poderoso y templado de Daniel Luque hizo valorar y apreciar el estado de gracia en el que se encuentra este torero. Y de Pablo Aguado, ¡ay Pablo! que torea con el capote con hondura, belleza y garbo pero que luego con la muleta presenta más altibajos que dechados de virtud y torería.
Y mientras Mundotoro emitía esta corrida de la feria de abril, en un pueblecito de Cuenca que se llama Pozoamargo un novillero madrileño, Diego García, se fajaba con dos utreros armados y con cuajo de Hato Blanco a los que desorejó logrando la puerta grande y salir triunfante en hombros de la Plaza. Y por poner un pero, con cierto atraganto con el acero. No pasa nada que todo buen escribano echa también un borrón.
Y hoy, primero de mayo, Madrid abre sus puertas de las Ventas, en tanto Sevilla cierra la Maestranza con los de Miura. Atención que ya está aquí mayo, florido y hermoso, y San Isidro deja de arar la tierra para ir a los toros. Suerte y ánimo a todos.
Fotos: José FERMÍN Rodríguez y Blas GARCIA
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