Pese a lucir una escayola en su brazo por aquello de la caída del caballo como San Pablo en su camino a Damasco, acudió Joselito, el torero con quien José Tomás hiciera pareja inmejorable, un dúo del bel canto torero con capote y muleta, a La Pedraja de Portillo, justo a la misma hora en que asistíamos a otro acto taurino programado en Valladolid para actuar de estrella invitada de la Asociación cultural «La Aldaba» de aquella localidad de la provincia.
Me cuenta mi buen amigo y fotógrafo José Salvador que Joselito reventó la plaza de La Pedraja, al abarrotarse la sala de público expectante por oír al diestro madrileño, José Miguel Arroyo Delgado, retirado de los ruedos allá en el lejano 2004.
Fue presentado por Covadonga Saiz Bernuy quien glosó la personalidad del diestro, reflejada en su libro recientemente publicado «Joselito, el verdadero» donde relata sus peripecias, triunfos, fracasos y contrariedades de la vida con algún que otro sopapo, aunque mejor habría que decir cornada de pronóstico reservado. Al final del acto, Joelito firmó ejemplares de dicha publicación.
Para resumir, y tras recoger lo expuesto por otros compañeros de la información como Lorena Sancho o Javier Fernández, el animoso periodista taurino de El Norte de Castilla cuando destaca que Joselito dijo que es muy difícil hacer aficionados sentados en el sofá o el sillón de casa y abogó por las transmisiones taurinas en televisión, bien es verdad que elegidas y seleccionadas, a fin de engrandecer y fomentar la fiesta, así como el esfuerzo notable que están haciendo algunas entidades para promocionarla entre los más jóvenes.
Como dijo el actual alcalde de Salamanca Fernández Mañueco cuando era Consejero del Justicia e Interior es preciso, por tanto, llevar los toros a la escuela, sacudirse ese prurito que muchos tienen en la sociedad de creer que la tauromaquia es negativa, perversa, rechazable, para inculcarla y estudiarla como se merece en los programas educativos, culturales y didácticos.
En ello estamos algunos, pocos, pero orgullosos de ejercerlo.
Foto: José Salvador
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