El novillero madrileño de San Sebastián de los Reyes, Diego García, fue el triunfador de la tarde en el festival taurino celebrado en Mayorga de Campos con motivo de sus fiestas patronales. Una muy buena entrada en los tendidos de la coqueta plaza y un público que aplaudió y admiró el valor, entrega, sentimiento y raza de este joven y espigado torero que destapó con el capote lances espectaculares, arrancando con una larga de rodillas, rematadas además con un quite por serpentinas mexicanas realmente hermosas, brillantes y ajustadas. Luego con la muleta instrumentó una faena poderosa de arrojo y temple, sobreponiéndose además a un achuchón del ejemplar de El Pilar que lo enganchó cuando citaba con la mano izquierda. Diego se levantó del suelo, tomó de nuevo la muleta en sus manos y volvió a encauzar la embestida del novillo más bravo y con mejor calidad del encierro de hoy. Estuvo como hay que estar, en novillero. Perfilado para matar tras unas bernardinas ajustadas muy aplaudidas se tiró arriba con decisión, en corto y por derecho, pero la espada cayó desprendida por un movimiento del novillo en el instante del embroque.
Luego, ante la colocación un punto defectuosa del acero, tomó el verduguillo, pero no precisó de ningún golpe porque el toro se echó tras los meneos de los subalternos. Los pañuelos tremolaron, obviando ese pequeño defecto del estoque y el Presidente de la corrida en esta tarde el Delegado territorial de la Junta, Pablo Trillo Figueroa, le concedió las dos orejas del animal que paseó sonriente y feliz alrededor del cuadrilátero de la peculiar plaza mayorgana y que habría obtenido el rabo de haber completado la faena con una mejor estocada.
Abrió plaza Jesús Martínez, Morenito de Aranda, que se las vio con un descompuesto, brutote y áspero novillo de El Pilar, aunque el torero estuvo con ganas, poderoso, sacando lo que el animal no tenía dentro de él al que despachó de estocada casi entera, recibiendo una oreja.
Julio Benítez El Cordobés también tocó pelo. Estuvo bien frente a un novillo algo mejor que el primero. Con oficio, pero instrumentó una faena demasiado poco académica, de escasa templanza. Acabó con el burel de estocada tras pinchazo. El público, cariñoso con él, le pidió la oreja que le fue concedida por el generoso palco.
Juan del Álamo pechó con el novillo más feo y descombarcado de la tarde. Demasiado bizco con muchas teclas que tocar y con cierto peligro al colársele en un par de ocasiones por el pitón izquierdo. No obstante, Juan estuvo muy firme, poderoso, torero más que bregado en estas lides y compuso una faena que no merecía el ejemplar. Temple del salmantino, rematado con una estocada entera que le valieron las dos orejas del animal.
En resumidas cuentas. Un festival muy entretenido, con sol y moscas, lidiándose novillos toros del Pilar, dos de ellos tuvieron cierta casta y bravura, especialmente el cuarto; uno brusco y malón que abrió plaza y otro que se dejó pero por manos sabias como las de Juan del Álamo. Y un chaval, jovencísimo torero, diamante a pulir, que ha causado auténtica sensación por su arrojo, valentía, intenciones, manejo de telas y ganas de ser torero. Y se llama Diego García.
MOMENTOS DE LA TARDE

















Fotos: José FERMÍN Rodríguez
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