La antigua e histórica plaza de Toro, la ciudad de Doña Elvira, acogió la corrida en honra y honor de su Patrono San Agustín en una tarde de calor asfixiante que retiró del tendido del sol a todo el personal y les agrupó en la mitad de plaza de la sombra tanto en grada como andanada.
Se han lidiado seis ejemplares de Gregorio Garzón, muy bien presentados, con cuajo y romana, pero faltos de fuerza y raza para Curro Díaz, aplausos y oreja; El Fandi, oreja y dos orejas y Manuel Diosleguarde, oreja y oreja. Al final del festejo tanto el granadino como el salmantino salieron en volandas llevados a hombros hasta sus vehículos aparcados en el parque de San Francisco, aplaudidos y vitoreados por los aficionados que se han dado cita esta tarde en Toro.
La corrida traída a Toro por el empresario Jorge Buendía muy digna y excelentemente presentada. Otra cosa luego es el resultado de los animales, algunos de los cuales no podían con su alma, por lo que tan solo precisaron un pinchacito en el caballo para que su estructura ósea soportara los kilos de carne de estos cuvillos de segunda división.
Por salvar algo la tarde, el quinto por aquello de no hay quinto malo al que El Fandi toreó, banderilleó, pasó con el grito de «¡vente,vente!» y estoqueó tras sus alardes de desplantes, rodilla en tierra en la actitud profesional de este buen torero granadino que es capaz de estar muy digno en cualquier plaza por su entrega, su pasión y su efectividad y buen hacer ante la cara de los toros. Aquí estuvo Fandila con ganas y decisión llegando incluso a clavar cuatro pares de banderillas muy aplaudidos. Lo intentó ante el segundo de la tarde, el más bronco del encierro que además tenía peligro sordo, dándose la vuelta con la rapidez del rayo y descolocando al torero y no obstante logró cortar una oreja.
Curro Díaz, el director de lidia en esta ocasión le tocó el lote más desrazado y parado de todo el encierro. Muy flojos de remos ambos ejemplares, salpicados con la galbana de la calurosa tarde, A su primero, cuya faena brindó al respetable, fue casi siempre a media altura, pues las caídas del toro deslucieron la misma. Encima pinchó y acabó con estocada caída con derrame por lo que tan solo escuchó ligeros aplausos. Ante el cuarto una faena insulsa, sin gracia alguna, colocándose muy encima del toro por la corta embestida del burel no fue capaz de nada más que despacharlo tras pinchazo y una entera. Sin apenas asomar pañuelos en el tendido, la Presidencia del festejo le otorgó una oreja.
El tercero de la terna, Manuel Diosleguarde, fue quien puso el temple, la calidad y la torería en el albero de Toro. Recibió al tercero de la tarde, un toro flojo pero algo más noble, con su capote mecido con gusto. Tras brindar la faena al público marcó el temple y la decisión en su toreo, Muy buena serie con la mano derecha a los sones del pasodoble «Amparito Roca» magistralmente interpretado por la Banda de música. Demostró su madurez en el toreo con gusto y gracia. Tras pinchar y lograr una estocada entera le fue otorgada la oreja. Y en el que cerraba función se llevó otra peluda por méritos propios, poniendo de su parte la singular manera de torear de estE gran diestro salmantino. Empezó de rodillas y luego de pie sobresalió con sus pases de temple, mando y hondura. Un feo metisaca y una estocada acabaron con el toro y el público aquí sí pidió con fuerza se reconociera el buen toreo de Manuel Diosleguarde, al que se le nota preparado, cuajado, listo para grandes empresas, lleno de decisión y entrega y habiendo olvidado la terrible cornada recibida allá en Cuéllar el año pasado que puso en riesgo su misma vida.
Una entretenida tarde de toros en Toro pasada a la vera del Teatro Latorre en la que Miguel Ruiz Matilla me invitó a tortilla con pimientos y compartió conmigo el sitio en la grada toresana y pude saludar a muchos de aquellos que me conocieron cuando ejercía allí al lado de la Plaza de Toros en el Colegio Hospital de la Cruz. Y si además uno de aquellos alumnos de Pinilla de Toro, Elías Vergara, al que he visto de subalterno poner dos excelentes pares de banderillas en la cuadrilla de Manuel Diosleguarde, intervino activamente en la corrida, miel sobre hojuelas.
Reportaje Gráfico: José FERMÍN Rodríguez
FICHA DE LA CORRIDA:
Plaza de Toro (Zamora). Media entrada.
Toros de Gregorio Garzón, bien presentados, nobles pero bajos de raza y de fuerza para
Curro Díaz, aplausos y oreja.
El Fandi, que sustituía al anunciado Cayetano, oreja y dos orejas.
Manuel Diosleguarde, oreja y oreja.
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