Poco a poco vamos perdiendo la capacidad de emocionarnos, circunstancia que pide antídoto. Habituados a configurar (o a que nos configuren) una función demanda y a que de inmediato resulte satisfecha, previo pago de su importe, cada día parecen existir menos bienes capaces de hacernos vibrar de verdad; es decir, de ponernos la carne de gallina, los pelos de punta y el alma encabritada. A por ellos estamos en Tordesillas.
Aislados en la sociedad digital, campea la soledad donde teóricamente puedes hacer amistad hasta con un esquimal. Las relaciones, los bienes, el minimarco existencial del hombre, se diluyen sin causar efectos lo suficientemente benéficos para al final padecer sed en medio del lago de Sanabria. Contradicciones; puras contradicciones, los entes postmodernos no son lo que parecen; sólo la cáscara, el fruto fue devorado por los pájaros de la novedad tonta. … ¿Y ponerlos una pajarera? .. saltaría sobre ti el Seprona , pues son animalitos en riesgo de extinción, aunque los tengas hasta debajo de la cama.
Menos mal que entre tanta pluma de colorines malolientes todavía es posible oler a tomillo fresco, como olía esta mañana de gracia, 14 de septiembre de 2010, día fasto, sagrado Martes de la Peña, en la Vega de Tordesillas.
Menos mal que entre tanto decir preformateado todavía hoy campa por Castilla D. Manolo Sánchez (padre del torero Manolo Sánchez); al que llaman Manolito pero prefiero llamar D. Manuel. Reductor de cinqueños imposibles en plazas de carros, empresario taurino a su modo, cantaor si se tercia, maestro de Rinconete, de Cortadillo y de D. Juan Tenorio (entre otra tropa ilustre).. Sigue dando teóricas toreras y lo que es más importante, de vitalismo esencial, por los cuartos, limonadas y bares. Muestra : Tenía la plaza de Simancas; la llena y gana dinero, cae en un chiquero donde le cose a cornadas un toro. Al fin evacuado, deja un reguero de sangre la camilla a la que le han encinchado como buenamente han podido.
– Ese está muerto ¡. Dice una mujer.
Pese a la cornada de la garganta, nadie sabe cómo pero levanta el índice y burbujea.
– Y una mierda… señora!.
E ahí la vitalidad que hoy, entre otros muchos bienes, buscamos oliendo a tomillo mañanero en la Vega tordesillana.
Rusky y otro cofrade sujetan una pancarta en la rotonda del Cristo :
“Los pueblos de España con sus tradiciones” (más o menos)
Son felicitados por dos torneantes de Coria pero ellos ni se mueven; son dos atlantes sujetando el sentir común, el orgullo y la fe común hoy exacerbados, que no lo hay como las dificultades y la opresión extranjera para unir a un pueblo.
Hemos superado el número máximo de torneantes. En los mejores años nunca había visto repleto de gente el vallado de la Josa; este año, sí. ¿Y la caballería?. Sobre 500 jinetes ocupaban completamente la tierra de Domingo Campos. Las talanqueras y murallas se apretaban buscando un segundo de visión y una hora de orgullo, el orgullo de vivir nuestra tradición más importante.
Dulzaina y bombas, dan las once, lo que sabes por el griterío de mujeres y el murmullo que baja talanqueras adelante. Cómo suenan en la Vega!. Cimbrea la línea que ha formado la caballería; dilatan ollares los animales tratando de olisquear la que se avecina. Luego, silencio, el toro baja el puente muy rápido y distraído después de haberse tragado literalmente la verja del Mirador de los Pobres en la curva “906”, el lugar más peligroso, como de años acá venimos diciendo.
Tres minutos para llegar a la Zona de Transición, hacer hilo a las talanqueras del naciente, girar y ser recogido antes de tiempo por la caballería mientras el peonaje recrimina a voces el adelantamiento. Retumba la Vega aplastada por los cascos; todo es transparente y sin contorno; peones, caballos, el toro .. son manchas de acuarela.
La caballería se precipita atacando a destiempo. Más adelante, en el campo de tiro, los lanceros de a pie esquivan como pueden (y cuando pueden) las ráfagas de caballos que se les vienen encima. Al toro le falta un año y la caballería lo sabe; sabe que no se detendrá a mirar, que su movimiento será continuo, que galopará sin vigilar los flancos, que no dará arreones ni buscará astutamente posiciones defensivas y tiene por seguro que es suyo de modo que en carrera y antes de que procediera, recibe la primera lanzada. Ha hecho efecto, se detiene en el campo de tiro donde recibe la segunda mientras se tiende el círculo de peones y la caballería se atropella: ya no hay espacio.
Arranca el toro pero le falta un año : lo hace en línea recta para al fin doblar con la lanzada de alivio. Marcaba el reloj las 11 y 9 minutos.
Protestan los lanceros de a pie porque la caballería les ha imposibilitado su intervención y sugieren que debe limitarse el número de jinetes. El círculo aplaude mientras el arrastre iza al toro pidiendo que no se grabe ese momento… Grabar!; antes, como Gerardo Abril, como Fernando, cuando zumban los caballos y brillan los pitones; a toro muerto sólo graban los sádicos, violentando la intimidad que exige la muerte ceremonial, según aseguraba un sabio torneante.
Luego vino la celebración y mucho más pero de eso hablarán las fotografías porque hoy son todo prisas.
Amigo lector, si estuviste, ojala hayas subido satisfecho; si no estuviste, pronto llegará el próximo sagrado Martes de la Peña y allí nos veremos .. si cabemos porque gracias a nuestros enemigos y a la eficacia de nuestra ceremonia, nos quedamos sin espacio físico.
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